La revista satírica "Private Eye", récord de ventas en su cincuentenario

Londres, 16 feb.- Coincidiendo con la celebración de su cincuenta aniversario, la revista satírica "Private Eye" ha batido su récord de ventas en el Reino Unido de los últimos 25 años con una tirada cercana a los 230.000 ejemplares.

"Private Eye", de publicación quincenal, se mantiene como la revista de noticias y actualidad con mayor difusión en el Reino Unido, con 228.112 copias vendidas de promedio en el segundo semestre de 2011, lo que supone un aumento del 10,1 por ciento respecto al año anterior, informó hoy el diario "The Guardian".

Esta cifra es la más alta desde diciembre de 1986, cuando la revista alcanzó los 238.332 ejemplares vendidos en el que fue el primer año en el cargo de su actual director, Ian Hislop.

"Private Eye" se benefició tanto de la repercusión provocada por su publicitado aniversario como de los jugosos titulares que le ha brindado la actualidad británica durante este periodo.

La crisis económica, la acampada de los indignados londinenses ante la catedral de San Pablo, los disturbios de Londres del pasado agosto o el escándalo de las escuchas ilegales de los rotativos británicos han sido algunos de los protagonistas de las irreverentes y en ocasiones ofensivas portadas de esta revista.

"Private Eye" cumplió el 25 de octubre su medio siglo de historia en el que se ha convertido en la publicación con más demandas por difamación de la historia legal del Reino Unido.

Durante este tiempo, la revista se ha atrevido con empresarios, primeros ministros y la reina Isabel II, que ha aparecido 63 veces en la portada, solo superada por la polémica ex primera ministra Margaret Thatcher, con 95 apariciones.

Precisamente el último número de la publicación rinde homenaje a la soberana por sus sesenta años en el trono, que acaba de cumplir.

Bajo el titular "1952-2012: 60 años gloriosos", aparece una imagen de la familia real en una misa en la que el coro de la iglesia desea "Larga vida a la reina".

Otro bocadillo de texto sale de la boca del príncipe Carlos, que comenta un irónico: "Bueno, hasta cierto punto".