Lars von Trier, 'Muchachada Nui' tenía su parte de razón

  • 'Melancolía', lo último del polémico Lars von Trier, llega hoy a los cines. Con motivo del estreno, regresa a la memoria el 'sketch' en el que Joaquín Reyes parodiaba al director danés con la gracia que le caracteriza. Aquel retrato no ha perdido su vigencia.
Estos son los favoritos de los Premios del Cine Europeo
Estos son los favoritos de los Premios del Cine Europeo
lainformacion.com
M. J. Arias

A Lars von Trier hay dos formas de tomárselo. O en serio, como hacen quienes admiran su cine y disfrutan de su particular forma de entender el séptimo arte. O a broma, como suele hacer el resto del mundo. Un buen ejemplo de lo segundo es el Celebrities que hace unos años los chicos de Muchachada Nui le dedicaron y que aún hoy, con el estreno en cines de Melancolía, sigue estando vigente. Razón no les faltaba en el retrato que pintaron. A parte quedan sus polémicas declaraciones en Cannes.

El humor es lo que caracterizó al programa heredero de La hora chanante y en el sketch en el que, como dicen los abuelos, Joaquín Reyes remedaba a Lars von Trier tiene mucho de eso. Solo la presentación ya era toda una declaración de intenciones sobre lo que vendría después. "Cineasta danés. Yo he dirigido… bueno… muchísimas películas. Todas, sin excepción, son un coñazo". Eso decía Reyes. Quienes adoran al director de Rompiendo las olas no estarán de acuerdo, pero lo cierto es que para la mayoría sus películas tienden a ser aburridas, lentas y desesperantes. Hay que estar muy mentalizado para sentarse a ver cualquiera de sus trabajos y no caer en los brazos de Morfeo.

Otra de los grandes momentos de aquel Celebrities era cuando el Lars von Trier de pega tiraba las gafas al suelo y las pisoteaba. "Representáis todo lo que odio, no quiero mirar por ningún cristal, quiero acercarme a la realidad tal como es", decía. Pues eso, Von Trier es una de las cabezas más visibles del autodenominado Dogma 95, un movimiento de cineastas daneses con un manifiesto muy estricto en el que una de las cosas que se proclamaba era la naturalidad del cine.

Renegaban de los decorados artificiales y siempre buscaban localizaciones que no necesitasen ningún añadido. El mayor exponente de este recelo por los decorados es Dogville. En ella Lars von Trier creó un pueblo con tiza en el que lo importante eran la historia y los personajes. En Melancolía los decorados sí existen, pero siguen siendo naturales. Vamos, no creados. Prácticamente toda la película transcurre en una casa y en los jardines de esta. Sin más aderezo.

Algo que suele impactar del cine de Von Trier es la temática de sus películas, que siempre esconden significados profundos y están plagadas de metáforas de lo más elaboradas. En Melancolía el título procede de un planeta que está a punto de colisionar con la Tierra, pero también del estado en el que parecen estar sumergidas irremediablemente las dos protagonistas de la película, Kirsten Dunst (premiada por su interpretación en Cannes) y Charlotte Gainsbourg. Reyes parodiaba estas tramas tan profundas y poéticas planteando el argumento para una nueva película: un niña huérfana que solo tiene a su abuelo, que no es más que una voz en off, como ella. Todo en negro y tres horas de duración. Repasando la filmografía del director danés, no parece tan descabellada la idea.

Un efecto secundario que provoca ver una película de Von Trier es un leve mareo. Ese afán por rodar cámara en mano y usar el zoom hace que los espectadores menos acostumbrados a su estilo sufran. Pero lo que puede parecer un error de pulso es totalmente intencionado y, además, contribuye a la historia. Así, en Melancolía, esa sensación de inestabilidad de la imagen crea un desasosiego aún mayor en el espectador, facilitando en mayor medida la empatía con los personajes. Lo de utilizar la cámara en mano y evitar la postproducción y los retoques en el montaje es otra de las leyes promulgadas por el movimiento Dogma. De ellas se ríe Reyes, capaz de tirarse al suelo y grabarse a sí mismo en las posturas más insospechadas.

Y como último aspecto que ridiculiza el Celebrities mencionado y que está presente en la mentalidad de Von Trier es la música. Se supone que según el manifiesto no puede usarse, tiene que ser "intergenética", dice Reyes. La de Melancolía debe de ser de este tipo, porque hay bastante.

De regalo, el enfrentamiento a lo Dogvilleque se montaron en Muchachada Nui narrado por Lars von Trier. A un lado, la familia del director danés. Al otro, los Spielberg. El resultado, delirante.

Mostrar comentarios