Las siete razones que convierten a 'Follies' en el espectáculo del año

  • El teatro Español de Madrid ha estrenado 'Follies', el musical de Stephen Sondheim dirigido por Mario Gas. La crítica se ha rendido a sus pies y el público puesto en pie dedica larguísimos aplausos. ¿Pero cuál es su magia? Tratamos de desvelar el embrujo en siete hechizos.
Muntsa Rius canta 'Perdiendo la razón' en el 'Follies' dirigido por Mario Gas
Muntsa Rius canta 'Perdiendo la razón' en el 'Follies' dirigido por Mario Gas
Ros Ribas
Fernando de Luis-Orueta

Un teatro está a punto de ser convertido en garaje. No es una historia extraña. Al fin y al cabo aquel espacio se utilizaba antaño para espectáculos de variedades y desde entonces ha sido sucesivamente cine, sala X y un espacio abandonado al borde la de ruina. Estamos en la noche inmediatamente anterior a que entren las excavadoras. El  empresario ha invitado a las viejas vedettes, ahora mujeres maduras, a una fiesta de despedida en la que, al revés de lo que pasa en escena, las máscaras caen.

Follies es uno de los principales títulos de Stephen Sondheim, que debutó escribiendo las letras de West Side Story y terminó por poner patas arriba el género musical. 41 años después de su estreno en Broadway llega por fin a España de la mano de Mario Gas en medio de una gran expectación, curiosamente al mismo tiempo que en Broadway se representa un esperado revival.

Desde su estreno la semana pasada, las críticas son extraordinarias y empieza a ser complicado conseguir localidades para los dos meses de funciones programadas en el teatro Español de Madrid. Durante las representaciones el público aplaude enfervorecido y cada noche se producen largos minutos de aplausos e pie. ¿Pero qué tiene este Follies para causar tanto estruendo?

Los 22 temas musicales.Follies tiene dos decenas canciones, a cada cual más impresionante que la anterior. Mario Gas explica que son de dos tipos: las que cantan los personajes en la actualidad (en la actualidad de 1971, cuando está escrita la función) y las que están compuestas al estilo de las revistas y los espectáculos de variedades de los años 20 y 30.

Stephen Sondheim. Tanto la música como la letra de las canciones son obra del mismo autor. Discípulo de Oscar Hammerstein II (el letrista de El rey yo o Sonrisas y lágrimas), cada director que ha adaptado una obra suya busca un nuevo superlativo para definirle. En cualquier caso, Sondheim es el autor que logró que el musical alcanzara la madurez al abordar de lleno y sin miramientos temas que parecían reservados a las obras de texto. En Follies el argumento principal no es tanto la nostalgia por el pasado como el amargo paso del tiempo.

Mario Gas. Es la cuarta vez que el director catalán adapta una obra de Sondheim después de Golfos de Roma, Música para una noche de verano y la magna Sweeney Todd. Gas ha forjado una sólida amistad con el compositor, que no sólo ha bendecido todos sus montajes sino que ha expresado públicamente su admiración por el trabajo del director español. Mario Gas, que está al frente del teatro Español desde hace años, interpreta en Follies a Dimitri Weissmann, el empresario y director del teatro que van a derribar.

La mezcla de realidad y ficción. No sólo se produce en el caso de Mario Gas (director dentro y fuera del escenario), sino que buscadamente se confunden a lo largo de todo el espectáculo. Asunción Balaguer, que de joven sentía envidia de las vedettes, interpreta a sus 86 años a una corista que canta estar dispuesta a todo para ser una "corista en Broadway". Y en la propia trama, la realidad, lo que debería haber sido y los sueños de cómo pudo ser se mezclan hasta la estrafalaria fantasía final que culmina en auténtica locura.

Massiel. Pero puestos a hablar de la inquietante mezcla entre lo real y lo teatral es imprescindible detenerse en Massiel. La cantante, que debutó a los 17 años en el teatro Español junto a su madre, ha insinuado que Follies será su despedida. Sus movimientos son más torpes que los del resto de la compañía y su presencia, desconcertante en algunos momentos. Pero todo cuadra cuando llega su número, 'Aquí estoy', el himno de una superviviente, que ha estado en lo más alto y en lo más bajo, que se lo ha bebido todo y ha accedido hacer de todo, y sigue aquí. Espeluznante.

Toda la compañía. No son menos memorables el resto de los intérpretes, con los que Mario Gas ya ha formado una especie de compañía estable, aunque no se haya formalizado como tal. Ahí está su ex mujer Vicky Peña, la gran actriz del teatro español, que ya estuvo en Golfos de Roma, Sweeney Todd y Música para una noche de verano así como en otro muchos trabajos no musicales de Gas; Muntsa Rius, que participó en el primer montaje de Sweeney; Teresa Vallicrosa y Mónica López, que protagonizaron Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny. Pero igual que en Follies dos mundos se dan la mano, aquí ocurre lo mismo con el musical de autor y comercial, con la incorporación de Julia Möller, una de las actrices habituales de los grandes montajes de la Gran Vía. La sorpresa la marca Carlos Hipólito, que nunca antes había trabajado en un musical y que se revela como un actor de gran talento y hermosa voz también en este género.

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