Lewis interpreta los conciertos de Beethoven en los Proms antes de Galicia

  • Londres.- El británico Paul Lewis, discípulo del gran Alfred Brendel, interpreta a partir de mañana miércoles en los BBC Proms el ciclo de cinco conciertos para piano de Beethoven con la Sinfónica de la BBC bajo la dirección de Jiri Belohlávek.

Lewis interpreta los conciertos de Beethoven en los Proms antes de Galicia
Lewis interpreta los conciertos de Beethoven en los Proms antes de Galicia

Londres.- El británico Paul Lewis, discípulo del gran Alfred Brendel, interpreta a partir de mañana miércoles en los BBC Proms el ciclo de cinco conciertos para piano de Beethoven con la Sinfónica de la BBC bajo la dirección de Jiri Belohlávek.

Lewis ha grabado ya los cinco conciertos para su sello de Harmonia Mundi con la veterana orquesta londinense y volverá a tocarlos a principios de diciembre con la Sinfónica de Galicia dirigida por Víctor Pablo Pérez.

En los estudios de la BBC en el barrio londinense de Maida Vale, donde cuelgan retratos de todos los prestigiosos directores de la BBC Symphony desde Adrian Boult hasta el actual, pasando por Malcolm Sargent, Antal Dorati, Rudolf Slatkin o Pierre Boulez, Lewis, de 38 años, habla a EFE de su maestro, Brendel, y de su participación en los Proms, un monumental festival que es toda una tradición de los veranos londinenses.

Lewis no fue lo que se llama un niño prodigio pues su primera lección de piano propiamente dicha no la recibió hasta cumplidos los doce, aunque un profesor de la Escuela de Música de Chetham, en Manchester, reconoció pronto su talento y le auguró una gran carrera.

Fue en el conservatorio de Guildhall, en Londres, donde perfeccionó su técnica y conoció a Brendel, un pianista al que reverencia pese a reconocer que era un maestro "muy difícil y extremadamente exigente y detallista".

"Había que comprender rápidamente lo que quería de uno, porque de no ser así, entraba aún en más detalles, y al final uno acababa hundido en un pozo, del que resultaba difícil salir", explica Lewis, según el cual para alguien que, como él, le conoció relativamente tarde, era una figura casi intimidatoria aunque hoy, ya retirado, es un buen amigo.

La decisión de interpretar en un solo ciclo los cinco conciertos de Beethoven para el instrumento rey fue una decisión de los Proms, tal vez motivada por el hecho de que los hubiese grabado recientemente -el disco sale ahora- y que hubiese tocado ya hace cinco años todas las sonatas del compositor alemán.

De los conciertos, Lewis dice que son muy distintos entre sí: "Los dos primeros pertenecen todavía al mundo musical de Mozart y Haydn. El primero es el más extrovertido, el segundo, en sí bemol mayor, es más lírico e introvertido".

"El tercero lleva ya todo el sello de Beethoven. El compositor lo controla todo, incluidas las cadencias, de modo que impide improvisaciones. El cuarto es muy fluido, con cambios constantes de color, de tempos, de carácter: una buena ejecución depende de la colaboración entre el solista y el director", explica.

El quinto concierto, finalmente, el conocido como "Emperador", es "majestuoso, heroico, y, sin embargo - señala Lewis- hay en él al mismo tiempo mucha escritura de cámara, por lo que es esencial combinar eso con lo que tiene de épico".

Preguntado por sus próximos planes, aparte de los conciertos de La Coruña, y otro que dará en Sao Paolo con la Sinfónica de esa ciudad brasileña, en el que interpretará a finales de septiembre el concierto número 5 de Beethoven bajo la dirección de David Atherton, Lewis dice que dedicará los dos próximos años sobre todo a Franz Schubert.

Es un compositor al que adora, y del que interpretó hace ya diez años el ciclo completo de sonatas, por lo que será como una continuación de aquello ya que tocará esta vez toda su música para piano y sus tres ciclos de lieder con el tenor inglés Mark Padmore, con quien ha grabado ya su "Winterreise".

Acerca de las diferencias entre esos dos compositores que vivieron en Viena por los mismos años, Lewis señala que la música de Beethoven siempre "da respuesta a las preguntas que plantea" mientras que Schubert es un músico de "extraordinaria fragilidad" y "lo deja todo en el aire, sobre todo en las últimas sonatas".

Joaquín Rábago

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