Hemingway, un americano tan apasionado por España que se sentía español

  • Ernest Hemingway era un norteamericano tan apasionado por España, por el calor de sus gentes, por su gastronomía, sus vinos y por los toros y su mundo que se sentía profundamente español.

Ollauri (La Rioja), 15 sep.- Ernest Hemingway era un norteamericano tan apasionado por España, por el calor de sus gentes, por su gastronomía, sus vinos y por los toros y su mundo que se sentía profundamente español.

Así ha descrito el amor que el novelista sentía por España su nieto John Hemingway, quien ha asistido a la apertura hoy en Ollauri (La Rioja) de la exposición de fotografías "Tinta, sangre y vino", que conmemora la visita que el autor de "Fiesta" hizo a las "Bodegas Paternina" de esta localidad hace 55 años.

Corría el año 1956 cuando Hemingway, que acompañaba al torero Antonio Ordóñez de plaza en plaza, visitó La Rioja, a cuyos vinos era gran aficionado, ha afirmado quien fuera su secretaria durante años y posteriormente su nuera, Valery Hemingway.

De aquella excursión y de otras posteriores quedaron para el recuerdo decenas de fotografías, muchas de ellas inéditas y algunas cedidas por la Agencia EFE, que desde hoy y hasta el 15 de abril del próximo año se pueden ver en la citada bodega de Ollauri.

La muestra exhibe al autor de "Fiesta" bebiendo vino de una bota en la plaza de toros de la Manzanera de Logroño; en Bilbao junto a la actriz Lauren Bacall a la entrada del hotel Carlton; en la plaza de toros de Pamplona; de juerga en Sanfermines o junto al lecho de un Pío Baroja ya muy enfermo, una instantánea que refleja la admiración de Hemingway por el novelista vasco.

El autor de "El viejo y el mar", que visitó por primera vez España viajando de París a Pamplona acompañado de sus amigos americanos en una expedición a los sanfermines, un viaje relatado después en "Fiesta", se enamoró de España de tal forma que sufría, según ha dicho hoy su nieto, dependencia física del país cuando sus ausencias eran largas.

Por ello, volvía una y otra vez y así lo hizo en 1959 para escribir una serie de grandes reportajes en la revista "Life" sobre la rivalidad entre los toreros Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín, trabajo que se editó después como un libro titulado "El verano peligroso".

También en aquella ocasión visitó La Rioja y se acercó a las bodegas "Franco Españolas" de Logroño y a las de "Paternina" de Ollauri y Haro, donde cató sus vinos, y su estancia ha quedado reflejada en las fotos que desde hoy pueden verse en la bodega.

Su nieto John, también escritor, que no llegó a conocer al novelista pero que cuenta con referencias muy precisas de su padre, ha dicho que cuando el Hemingway visitaba España buscaba "una forma de vivir única en el mundo", disfrutaba de su gastronomía, de sus vinos y le encantaba "el calor" de los españoles.

"Para él, España era todo", ha dicho Valery Hemingway, y sentía una necesidad "física" de visitar España, una país de gente pacífica entre la que se sentía agusto porque él, pese a todo, no era un hombre violento sino un artista "muy sensible" que llevaba sus experiencias al límite.

"Era un hombre apasionado, pero no violento", ha dicho su nieto, un artista apasionado por los toros que consideraba las corridas como una especie de danza entre toro y torero con la muerte merodeando por el coso.

Su amor por España, su pasión por los toros, su labor periodística, su atracción por el peligro, su faceta de juerguista y bebedor, su pasión por la caza, su afición a las mujeres y su buen paladar para el vino, todo ello tiene cabida en la exposición de Ollauri. EFE

JB/cr

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