"Lo que está pasando estos días marcará un punto de inflexión en la forma de explotar el cine"

  • Pedro Pérez, presidente de FAPAE, la patronal de los productores audiovisuales, reivindica en esta entrevista una profunda reforma para hacer frente a las descargas. Por primera vez, un alto cargo de la industria española modifica el discurso oficial y afirma que la piratería "es una gota de agua en un inmenso océano". Pérez propone modificar el sistema de explotación para poner las películas en Internet incluso al mismo tiempo que en las salas.
"Lo que está pasando estos días marcará un punto de inflexión en la forma de explotar el cine"
"Lo que está pasando estos días marcará un punto de inflexión en la forma de explotar el cine"
lainformacion.com
Fernando de Luis-Orueta

¿La industria española siente que su futuro está ahora mismo en juego?

El futuro de la industria española del audiovisual, y de cualquier otro sector, siempre está en juego. Pero en nuestro sector estamos en un momento de profundo cambio y los últimos acontecimientos han puesto más en evidencia la necesidad de ese cambio. Depende de cómo nos transformemos, de cómo hagamos los deberes, el futuro será de una manera o de otra.

¿Y cuáles son esos deberes?

Llevamos unos cuantos años diciéndolo: aquí, en Francia, y en los Estados Unidos de América tiene que haber una transición en el modelo de explotación. El final de la transición será, no cuando una película se pueda explotar a través de Internet, sino cuando la siguiente la puedas financiar en función de tus expectativas de explotación, también en Internet, es decir, que tu previsión de ingresos en Internet supongan una parte de los costes de la película. Para llegar a ese punto faltan unos cuantos años.

Pero en este proceso de transición del modelo actual al modelo de futuro, es más fácil que el pez pequeño se ahogue y que el grande triunfe. Así como existe esa gran oportunidad, existe esa gran amenaza de que las compañías grandes acaben imponiéndose en el mercado.

Sin embargo, en el mercado musical donde la piratería golpeó antes, han sido los peces grandes los que han sufrido. Las grandes discográficas prácticamente han desaparecido.

Sabemos lo que ha pasado con el disco y hemos aprendido la lección. O, al menos, deberíamos haberla aprendido. Sin embargo, creo que el tratamiento del disco, la película e -introduzco yo- el libro no tienen nada que ver entre sí. Una película lleva un proceso de inversión y de producción muy diferente al de una canción y, no digamos, un libro.

Ese proceso de transformación no está en el mismo estadio en España, en Francia y en Estados Unidos. De hecho, el gran argumento de quienes consumen descargas es que no tienen alternativa para acceder a esos productos. La industria, usted mismo, han dicho muchas veces que Internet es una oportunidad. ¿Cuándo van a empezar a explotarla?

Para hacer la transformación del modelo, hay que fijarse en cómo están implicadas las diferentes partes que juegan en la comercialización y producción de una película. Los contratos que históricamente se han ido firmando con las diferentes ventanas de explotación han ido negando la existencia de Internet. Pongamos que el distribuidor te dice que va a explotar la película en cines tres meses; el del DVD, otros tres; el de la televisión de pago te dice que tiene un año desde el estreno en salas; y el de la televisión en abierto se reserva tres años. Entonces, ¿dónde está Internet? Para el nuevo modelo habrá que hacer una sentada con todas las partes.

Yo me pronuncio ya: creo que inicialmente un modelo de transición sería que la película se estrene en salas -teniendo en cuenta que ese periodo se ha acortado a cuatro semanas, a veces, dos- y a continuación se ponga en Internet. A la larga, si somos imaginativos, se podrá estrenar a la vez en Internet y en salas, pero a un precio que compense ir al cine; a las cuatro semanas ponerla en Internet por la mitad por sólo en streaming; al no sé cuánto tiempo te la puedes bajar pero sólo para un día, y más tarde la puedes conservar en tu propio archivo. Y todo eso jugando con diferentes precios.

Todo esto lo hemos vivido en la época del vídeo, donde el consumo irregular fue un problema terrorífico. Las majors sólo entraron en ese mercado cuando se arregló el otro problema. Aquí pasará algo parecido. En se defina un modelo de explotación, vamos a ver desembarcar aquí a las majors mediante portales grandes sin ninguna duda.

¿Me está diciendo que se dejará la explotación del cine español en Internet en manos de otros?

Para nada. Cuando digo que vendrán los grandes, me refiero a que vendrán con sus películas. Uno de los defectos que tiene el modelo de explotación del cine español es que no tiene grandes distribuidoras en salas. Cuando un productor español distribuye su película a través de una empresa americana, dicho cariñosamente, nos estamos poniendo en manos de nuestro peor enemigo. Sería kafkiano que no hiciéramos los deberes y tuviéramos portales de tamaño suficiente para evitar que el cine español tenga que depender de lo de fuera.

Hemos escuchado a algún directivo de EGEDA (la entidad que gestiona los derechos del audiovisual español) decir que Filmotech, su portal de cine en streaming, está ahí para cuando la policía acabe con la piratería. ¿No cree que lo que hace falta es una acción más agresiva por parte de la industria española para ofrecer canales de explotación en lugar de esperar a que la policía garantice la continuidad del modelo?

Cuando hablo de cine, a mí me gusta hablar de estrenos, de premios y no de policía. Lo que estoy observando en las últimas semanas es que antes se hablaba siempre en negativo, de lo prohibido o por prohibir. En cambio, en los últimos días se está hablando de cómo hacerlo, de lo positivo. Todo lo que está pasando estos días lo recordaremos como el punto de inflexión para crear un modelo de explotación distinto. Me consta que grandes empresas tecnológicas españolas están contemplando la posibilidad de desarrollar plataformas.

¿Cuál cree es la salida para la Ley Sinde después del rechazo en el Congreso?

Creo que es estrictamente necesario que en el Senado, o donde sea, que la regulación que venga esté consensuada entre los grandes partidos políticos -y con ello me refiero al PSOE, al PP y a los nacionalistas-. Si hemos perdido algún año para la explotación del cine a través de Internet, lo que necesitamos ahora son unas reglas de juego claras y estables en la medida de lo posible –Internet va muy deprisa y, lógicamente, habrá que hacer modificaciones-. Pero el terreno de juego tiene que estar muy claro.

En los últimos días, el mundo del cine se ha visto en una situación dramática, defendiendo una ley que no es la mejor posible para sus propios intereses.

Es que hay que distinguir tres capítulos: los proveedores de contenido, los usuarios y los que se aprovechan de lo que no es suyo. Y el tercer capítulo es una gota de agua en un inmenso océano. Lo que tenemos que hablar ahora son los dos primeros capítulos. Si nos ponemos de acuerdo los proveedores de contenidos y los usuarios, desaparecerán los que se aprovechan del trabajo ajeno. Con todos los debates que se han producido estos días se está aislando al pirata.

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