"Lo Real" de Galván sacude al Real con la angustia del genocidio gitano

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 12 dic.- "Esto es una tomadura de pelo", ha gritado esta noche una abonada del Real desde su palco a lo que la Uchi, gitana como las víctimas del genocidio nazi que Israel Galván revive en "Lo Real", "ha respondido" desde el escenario, y en medio del regocijo del resto, "vendiéndole""camisas, camisetas y camisones".

Parecía una réplica al desaire pero ha sido la casualidad que en ese preciso momento Carmen Lérida "La Uchi", una de los veinte artistas que han protagonizado el estreno mundial de la novena creación de Galván, "Lo Real/Le Reel/The Real", empezara su recitado de "chamarilera" de mercadillo ofreciendo mercancía como parte del espectáculo.

La indignación de la espectadora seguía a las deserciones de varias decenas durante el espectáculo, que ha durado casi media hora más de las dos previstas, y ha sido la antesala de otros comentarios a voz en cuello como el del abonado que ha asegurado que "esto -el teatro Real- le venía muy grande (a Galván)" a lo que otro le ha espetado un "real" y muy jaleado "¿por qué no te callas?".

La división de pareceres, manifestada, sobre todo, con abandono de las butacas más o menos audiblemente, en medio de la petición de silencio y de "respeto" del resto, ha sido la tónica aunque al final el esfuerzo "mortal" de Galván y su compañía ha sido ovacionado apasionadamente por el público.

Es complicado explicar con el movimiento de brazos y piernas y la percusión que se saca de los pies, del cuerpo o del suelo el padecimiento de las víctimas de los nazis en sus campos de concentración, pero eso no ha amilanado a Galván, que ha hecho exactamente, como él mismo decía en una entrevista con Efe, "lo que le ha dado la real gana".

Nada complaciente con las tradiciones, corsés o convenciones, y menos aún con las del coliseo madrileño, Galván, que esta noche bailaba por primera vez acompañado -de las magníficas Isabel Bayón y Belén Maya-, ha expresado con una ansiedad agobiante y a la vez hipnotizadora algo tan imposible de explicar como el genocidio.

"Es la vez que más me gusta bailar. Al principio lo miraba con mucha ansiedad. No quería recrearme en esa muerte y luchaba por bailar para que me sacara de ella, para sudar esa ansiedad. No bailo alegre, pero es alegría por bailar. Se me queda un cuerpo de flores cuando termino", decía.

"Lo Real" es vigas metálicas, un piano desvencijado de cuyas tripas sale una suerte de empalizada que recorre el escenario, cajas, piezas de chapa.... y mucho compás pero también muchos chirridos, pitos, y distorsiones que no dejan un minuto de descanso a la audiencia.

El bailaor y coreógrafo ha dividido "Lo Real" en cuatro partes -sin descanso- que son anunciadas en paneles que se levantan ante el público, que también presencia todos los cambios y andamiaje del montaje.

En el prólogo, "Se corta el aire", Galván, vestido con pantalón y tirantes a los que ha añadido al final una camiseta blanca de tirantes, presenta el punto de vista flamenco del montaje.

En la primera parte, "Un hombre: de los muertos crecen flores" y "Una mujer: el cielo tiembla y se cae", se han oído granaínas, malagueñas y verdiales interpretados por Tomás de Perrate y David Lagos, y el "leit motiv" que anima el espectáculo: la frase "de los cuerpos en los que crecen las flores" del tema de Anthony and the Johnsons "And I find Hitler in my heart".

En un arte degenerado, el mismo que late en la maquinaria racista del exterminio, Tomás de Perrate mete por tonás el "Karawane" de Hugo Ball, haciendo "compañeros de viaje" a judíos, gitanos, testigos de Jehová y comunistas.

En medio de las aventuras de los "robagallinas", como se llamaba a los gitanos, se proyectan imágenes de la primera película de Tony Gatlif, "Canta gitano", en la que Mario Maya baila en el campo de concentración y Manuel de Paula dice por cabales aquello de "ábrase la tierra/ que me quiero morir".

"El intermedio", titulado "Carmen, la chinche y la pulga", es tanto un recuento de la fijación de Leni Riefenstahl por las "razas impuras e inferiores" como de la de Goebbels por las estrellas del folclore patrio.

Ahí, la banda -Juan Gómez "Chicuelo" a la guitarra, Juan M.Jiménez al saxo y Alejandro Rojas-Marcos al piano- ha interpretado el himno de España y un espectador ha gritado "viva España" y alguno le ha doblado el "viva" en medio de la estupefacción de la mayoría.

Carmen la de Triana, Mariquilla Terremoto, la Jota de las Ratas de Chueca, y la historia de la bailarina que seduce al oficial de la Gestapo han sido otras referencias de esa parte.

El final ha sonado a campo de concentración, con voces gitanas en "Differents trains" de Steve Reich; a tango, con el poema "La muerte es un maestro venido de Alemania", y a un intento de borrar el tiempo histórico retorciendo el ritmo y el tempo a golpe de estertor.

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