"Los milagros del vino", un viaje iniciático a las raíces del cristianismo

  • Atenas.- "Nada como el vino puede explicar el fenómeno religioso", dice Jesús Sánchez Adalid, buen conocedor de ambas cosas por su tradición familiar bodeguera y por su condición de párroco, y autor de "Los milagros del vino", obra en la que lleva al lector a un viaje iniciático por las raíces del cristianismo.

"Los milagros del vino", un viaje iniciático a las raíces del cristianismo
"Los milagros del vino", un viaje iniciático a las raíces del cristianismo

Atenas.- "Nada como el vino puede explicar el fenómeno religioso", dice Jesús Sánchez Adalid, buen conocedor de ambas cosas por su tradición familiar bodeguera y por su condición de párroco, y autor de "Los milagros del vino", obra en la que lleva al lector a un viaje iniciático por las raíces del cristianismo.

No obstante, para el polifacético escritor extremeño, ex juez y párroco desde hace años en Alange (Badajoz), se trata de una novela necesaria no tanto para conocer la fe como para conocerse a uno mismo, "el sentido de la vida y por qué nos suceden las cosas", según explica en una entrevista con Efe en Corinto, una de las ciudades del Peloponeso griego en la que está ambientada su obra.

Porque "Los milagros del vino", de Planeta, además de llevarnos por el itinerario que hizo Jesús de Nazaret en Galilea de la mano de su protagonista, Podalirio -un sacerdote de Siracusa dedicado al culto de Asclepio, el dios griego de la medicina-, también ofrece un análisis de la psicología humana.

Sánchez Adalid sabe bien de qué habla cuando guía al lector a través de los misterios del vino de Galilea junto con Susana (Santa Susana), otra de las protagonistas del libro y quien ilumina a Podalirio sobre los milagros de Jesús, rememorando lo que le sucedió junto a él veinte años atrás.

El vino, según el autor, puede explicar a la perfección el hecho religioso. "Produce un estado de exaltación y de felicidad tal, que acerca a los hombres a lo que puede ser el corazón de Dios", asegura.

Junto al vino y la religión, el amor tiene también un papel protagonista y nos descubre a un Podalirio que se debate entre el cariño que siente por Nana, su fiel esposa, y su pasión por Eos, hetera de la diosa Afrodita a cuyo templo sobre el Acrocorinto acude cada vez que necesita calmar su vacío interior.

Desde allí, desde las ruinas del Acrocorinto, Sánchez Adalid recuerda que en toda la literatura clásica aparece este concepto de la divinidad representada en las hieródulas o prostitutas sagradas de gran belleza, y señala que era ésta una forma de conectar con los dioses a través del trato carnal.

Por las páginas del libro aparecen las bodas de Caná, la curación de Simón el Leproso y otros históricos episodios asociados a la religión, en un itinerario, el de Jesús de Nazaret, en el que el protagonista encuentra las respuestas a todas sus preguntas.

No obstante, Sánchez Adalid insiste mucho en recalcar que no se trata de una obra de carácter religioso; es más, precisa que "está hecha más bien para no creyentes" y para todo aquel que quiera entender el origen de muchas de nuestras tradiciones.

"Lo que le sucede a Podalirio es en realidad lo que le pasó a aquel mundo", asegura el autor.

Sánchez Adalid reflexiona sobre el hecho de que su novela pueda servir de contrapunto a versiones recientes del cristianismo, como la reflejada por Alejandro Amenábar en "Ágora", cinta cuyo gran error, cree él, es "contar una mentira" con un argumento "simplista de buenos y malos".

En relación con los excesos de la religión, señala que al lado de ésta siempre ha habido dos elementos que "le roban su libertad y su verdad", como son la superstición y la hipocresía, aunque se muestra convencido de que, al final, "acabará siendo liberadora y sanadora para el hombre, porque la necesitamos".

Con el fin de no encasillarse en la novela histórica "pura", el autor de libros como "El mozárabe", "El caballero de Alcántara" o "El alma de la ciudad" (Premio Fernando Lara 2007), asegura que su próxima obra, aunque con algunos toques históricos, se desenvolverá en el tiempo presente.

De su etapa de juez prefiere no acordarse porque ahora, dice, tiene "otras vocaciones y prioridades", como la de seguir ejerciendo de párroco en Alange con unos feligreses que, subraya, ven normal contar con un "cura de pueblo", como él se define, también escritor.

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