Los Pet Shop Boys y Javier de Frutos convencen con una fábula de Andersen

  • Londres.- El dúo musical británico los Pet Shop Boys y el coreógrafo español Javier de Frutos convencen con su nueva producción del cuento de Hans Christian Andersen titulado "Lo más increíble", recién estrenado en el Sadler's Wells londinense.

Londres.- El dúo musical británico los Pet Shop Boys y el coreógrafo español Javier de Frutos convencen con su nueva producción del cuento de Hans Christian Andersen titulado "Lo más increíble", recién estrenado en el Sadler's Wells londinense.

Javier de Frutos y su equipo, la diseñadora Katrina Lindsay y el cineasta Tal Rosner han elegido una estética soviética de los años veinte - Rodchenko, el constructivismo - para la puesta en escena de esa fábula en torno a un rey que ofrece la mano de su hija y la mitad del reino al súbdito que cree la cosa más extraordinaria que pueda imaginarse.

En el relato original, éste resulta ser un reloj del que salen todo tipo de figuras con cada movimiento de las manillas, invento que destruye cruelmente el malvado del cuento en un intento de quedarse con la princesa, pero que vuelve a recomponerse milagrosamente, lo cual resulta todavía más increíble y proporciona un final feliz a la historia.

Es este lado oscuro, con el personaje del malo interpretado por el gran bailarín ucraniano Ivan Putrov, procedente del Royal Opera Ballet, al que acompaña una tropa de matones de uniforme que hacen sus piruetas con precisión militar, lo más imaginativo de una producción en la que no faltan los toques de humor.

La partitura del veterano dúo británico - Neil Tennant y Chris Lowe - es un cruce entre música sinfónica, electrónica y pop, con un ritmo que oscila entre el swing y los ritmos sincopados de la música discotequera, y su maestría consiste en saber integrar elementos en principio muy dispares en un espectáculo de tremenda energía.

Uno de los momentos más hilarantes es sin duda el concurso convocado por el rey, que se presenta como una especie de "Operación Triunfo", publicidad incluida, con una presentadora armada de micrófono y un jurado y el barbudo monarca y su hija observándolo y juzgándolo todo desde sendos palcos.

Hay en el espectáculo homenajes paródicos a coreógrafos del pasado como Bronislava Nijinska, en concreto a su legendario ballet "Les Noces", o al Balanchine del "Apollo Musagétes", de Balanchine y Stravinsky, con las tres musas, pero también a otros contemporáneos como Mark Morris.

Javier de Frutos y sus colaboradores presentan un mundo pesadillesco como el de la famosa película "Metropolis", de Fritz Lang, con los trabajadores que a modo de robots se mueven al unísono entre toda suerte de espejos y en torno a una larga mesa, que será más tarde la del banquete nupcial.

El reloj mágico que crea el cineasta Tal Rosner con sus proyecciones de vídeo, la sucesión de figuras y formas inspiradas en el constructivismo, las tijeras que hacen figuritas de papel a base de recortes, una de las grandes aficiones del fabulista Andersen, son otros tantos ingredientes del imaginativo espectáculo.

El blanco y negro que dominan el escenario en el primer acto se transforma en los dos siguientes en un arco iris de colores con nuevas imágenes que van desde lanzamientos espaciales hasta recreaciones del salón Mae West, de Salvador Dalí, con el famoso sillón en forma de labios.

Las ovaciones con las que un público integrado por invitados y críticos acogió la pasada noche el espectáculo debieron saber a miel al coreógrafo De Frutos, que en conversación con EFE antes del estreno se había confesado aún "escocido" por el rechazo que suscitó su producción anterior "Condena eterna de Sancho y Sánchez" en ese mismo teatro.

Joaquín Rábago

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