La televisión es cada vez menos aquella caja tonta que algunos intelectuales se empeñaban en despreciar. Algunas series de la pequeña pantalla se han ocupado en demostrarnos que se puede ser inteligente sin ser pedante. A dos metros bajo tierra, En terapia, Deadwood, The Wire, Generation Kill, The Office, Carnivàle, Mad Men, Los Simpson, Los Soprano o Perdidos, entre otras muchas, son ejemplos de una ficción televisiva que durante los últimos años ha vivido su particular edad dorada.
La fascinación y el culto a estas series ha traspasado el ámbito del espectador medio para conquistar a escritores y filósofos, hasta hace no mucho poco proclives a seguir las historias creadas para la pequeña pantalla.
Springfield, cuna del pensamiento del siglo XXI
La mayoría de los televidentes ha pasado grandes momentos ante el televisor mientras disfrutaba de los comentarios de Homer, las travesuras de Bart, las acertadas reflexiones de Lisa o la abnegada paciencia de la siempre entrañable Marge. Sin embargo, quizá muchos no se hayan percatado que tras las peripecias de los Simpson se esconden profundas reflexiones sobre la vida. Ese aspecto es el que se encarga de analizar Los Simpson y la filosofía, una recopilación de ensayos de filósofos y pensadores actuales acerca de los significados más o menos profundos que esconden las aventuras de los personajes amarillos más famosos del planeta.
Así descubrimos casi con asombro que las gamberradas de Bart tienen mucho que ver con el pensamiento de Nietzsche, que el comportamiento de Homer debe mucho a la filosofía de Aristóteles o que el desprecio con que se trata a Lisa en muchos momentos de la serie está relacionado con el antiintelectualismo estadounidense. De una manera u otra, el libro nos muestra que la forma de actuar de los habitantes de Springfield está vinculada con las enseñanzas de algunos de los más grandes pensadores de todos los tiempos, como Sócrates, Heidegger, Karl Marx, Roland Barthes, Kant, Spinoza o Sartre. ¿Quién dijo que "las series animadas no tienen significado profundo. Son sólo dibujos estúpidos para pasar el rato"? Sí, fue Homer, aunque seguro que no se había leído todavía Los Simpson y la filosofía.
Filosofía mafiosa
¿Habrá una continuación de Los Soprano? Todavía no tenemos constancia de si será en la pequeña pantalla o si los mafiosos encabezados por el carismático Tony Soprano darán el salto al cine. Mientras esperan, los fans pueden entretenerse con Los Soprano. Antimanual de una serie de culto (Errata Naturae), colección de ensayos firmados por escritores e intelectuales de la talla de Noël Carroll, Fernando Castro Flórez, Ignacio Castro Rey, Iván de los Ríos o Rodrigo Fresán, entre otros.
Los autores de este curioso volumen relacionan las aventuras de esta familia criminal con la simpatía que todos sentimos por el diablo, las enseñanzas de Freud, nuestras relaciones con Dios, la paranoia familiar o el buen sexo, entre otro asuntos. Seguro que los personajes de la serie no se habían percatado de que sus aventuras, repletas de estupendos diálogos y sangrientos asesinatos, podrían ayudarnos a reflexionar sobre lo divino y lo humano.
La posibilidad de una isla
La sexta y última temporada de Perdidos promete pasar a la historia guste o no la conclusión que los guionistas den a este serie sobre un grupo de robinsones atrapados en una misteriosa isla. Mientras los seguidores de esta producción de J.J. Abrams se comen las uñas cada semana, aquellos que quieran profundizar sobre la serie podrán calmar en cierta medida sus ansias con Todo sobre Perdidos. Pese al algo insulso título, el volumen no es sólo una simple guía más o menos aséptica sobre la serie. La primera diferencia la marca la presencia en la coordinación de textos del prestigioso Orson Scott Card, escritor de ciencia ficción al que debemos sagas como las de Ender, la de Alvin Maker o la del Retorno a la Tierra. Bajo su supervisión, varios autores analizan este hito de la televisión y nos descubren las vinculaciones de la serie con Los cuentos de Canterbury o el pensamiento de pensadores como Locke o Descartes.
Con todos estos ejemplos sobre los significados más o menos profundos de la ficción catódica, ¿quién se atreve a decir ahora que la televisión sigue siendo una caja tonta?
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