Los tres rejoneadores salen a hombros en el cierre de feria en Salamanca

  • Los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza, Joao Moura, hijo y Leonardo Hernández cortaron dos orejas cada uno y salieron hoy a hombros por la Puerta del Toro en el último festejo de la feria de Salamanca.

Salamanca, 21 sep.- Los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza, Joao Moura, hijo y Leonardo Hernández cortaron dos orejas cada uno y salieron hoy a hombros por la Puerta del Toro en el último festejo de la feria de Salamanca.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, reglamentariamente "afeitados" y manejables en distinto grado. Los únicos que desentonaron por parados y remisos, primero y sexto.

Pablo Hermoso de Mendoza: rejón (oreja); y medio rejón (oreja).

Joao Moura, hijo: rejón caído (oreja); y rejón contrario y nuevo rejón (oreja).

Leonardo Hernández: rejón y descabello (oreja); y pinchazo, rejón y tres descabellos (oreja tras aviso).

La plaza tuvo casi tres cuartos de entrada.

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REJONES TRIUNFALES

Hermoso cuajó dos faenas de distinto corte, pero premiadas ambas con una oreja. Con su parado primero tuvo que ponerlo todo de su parte para estructurar una faena valiente y emocionante, que tuvo los mejores momentos a lomos de "Dalí" en banderillas.

El cuarto, por su parte, fue un gran todo con el que Hermoso estuvo sobrado en una faena en la que brilló con las batidas y galopes de "Manolete", las banderillas con "Van Gogh" y los pares a dos manos con las cortas montando a "Pirata".

Moura hijo cortó una oreja de cada toro de su lote en dos faenas cuyos pasajes más brillantes estuvieron en las banderillas al quiebro a lomos de "Isidro" y "Espartaco" en su primer y segundo toro, respectivamente.

Leonardo no se quedó atrás y también abrió la Puerta del Toro cortando una y una oreja al término de sus dos trasteos.

Brilló Leonardo sobre todo en su primera faena en la que cuajó un buen tercio de banderillas con "Xarope" y "Templario", amén de una rueda de cortas en el epílogo de notable emoción. El sexto fue toro muy deslucido con el que Leonardo arriesgó mucho, sobre todo con las banderillas cortas al violín en los últimos compases de faena.

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