Madrid, un año de reafirmaciones, reencuentros, sorpresas y algún batacazo

  • Siempre se ha dicho que Madrid, su plaza de Las Ventas, es el termómetro perfecto para evaluar el momento que atraviesa cada torero en su justa medida. En este sentido, 2013 ha deparado esperados reencuentros, firmes reafirmaciones, grandes sorpresas y algún que otro batacazo.

Javier López

Madrid, 31 oct.- Siempre se ha dicho que Madrid, su plaza de Las Ventas, es el termómetro perfecto para evaluar el momento que atraviesa cada torero en su justa medida. En este sentido, 2013 ha deparado esperados reencuentros, firmes reafirmaciones, grandes sorpresas y algún que otro batacazo.

Un año que, en lo estadístico, se ha completado con el mismo número de festejos que en 2012: 61, desglosado en 34 corridas de toros, 23 novilladas picadas y 4 festejos de rejones, con un total de 32 orejas cortadas (7 de ellas en rejones) y una sola Puerta Grande, la de Alejandro Talavante en San Isidro.

Y no precisamente en su decepcionante encerrona con seis "victorinos", anunciada a bombo y platillo, y donde sufrió uno de los grandes batacazos de la temporada, sino en su segunda tarde, la del 24 de mayo, cuando, tras sobreponerse al fracaso, le cortó las dos orejas a un toro de El Ventorrillo.

Pero más allá de este único gran triunfo, la temporada madrileña deja para el recuerdo otros nombres mucho más importantes por el notable impacto generado en el aficionado y por la misma impronta dejada ya por siempre en el ruedo de la Monumental de la calle de Alcalá.

Antonio Ferrera, Alberto Aguilar, Juan del Álamo, Joselito Adame, El Cid y Paco Ureña son, junto a Iván Fandiño, los nombres propios de una temporada que ha contado también con interesantes actuaciones novilleriles, sobre todo en verano, gracias a las cuales se puede presumir de futuro en la Fiesta.

Ferrera ha sido, sin duda, la más firme y merecida reafirmación de torero maduro y capaz, que ha experimentado una metamorfosis en su toreo que le ha hecho, por fin, entrar en Madrid, y de qué forma, pues en cada una de las tres tardes que ha hecho el paseíllo ha sentado cátedra.

Tanto el 2 de mayo con la corrida de El Cortijillo, como con los toros de Adolfo Martín en San Isidro y Otoño, el pacense ha demostrado un reposo, una sapiencia y una torería inusitada en un torero que, hasta esta temporada, basaba su fama en las banderillas y otras excentricidades.

Por su parte, Alberto Aguilar y Juan del Álamo son los claros ejemplos de que a base de tesón, trabajo, verdad y mucha afición se pueden lograr los objetivos.

Y eso que Aguilar, que ha hecho cinco paseíllos, causando gran impresión en todos y cada uno de ellos, no pudo alcanzar la gloria de la Puerta Grande por culpa, única y exclusivamente, del presidente Julio Martínez, que le negó la salida a hombros en San Isidro al no concederle una oreja pedida por la mayoría de la plaza.

Pero este no es el único caso en que el usía se ha erigido en protagonista esta temporada, y sino que le pregunten a los novilleros Rafael Cerro, Emilio Huertas, Juan Ortega y Mario Alcalde, a los que también ninguneó en contra del reglamento.

Juan del Álamo ha encontrado en Madrid su lanzadera para empezar a llamar a las puertas de las grandes ferias. Tres orejas, una en cada tarde en la que ha estado anunciado, avalan un año intachable para él.

Grata sorpresa también fue también la firmada por el mexicano Joselito Adame, que gustó mucho en sus dos tardes en la feria del Arte y Cultura, y que le hubieran supuesto sendas "puertas grandes" de haber estado más acertado con la espada.

Y qué decir de Paco Ureña. Anunciado para confirmar alternativa a últimos de agosto, y avalado por un muy escaso rodaje en los últimos años, el murciano se ha convertido, a la postre, en una de las grandes sensaciones de la temporada.

Otros toreros que han pasado con paso firme por Madrid han sido Miguel Ángel Perera, Antonio Nazaré, el francés Juan Bautista, los mexicanos Arturo Saldívar y Diego Silveti, Morenito de Aranda, Sebastián Castella, José María Manzanares y Uceda Leal. Todos ellos "tocaron pelo" a lo largo de la temporada.

Mención aparte merece El Cid. Dulce reencuentro del de Salteras con "su" plaza, donde firmó una de las faena del año en el marco de la Feria de Otoño.

Labor de suma naturalidad, relajo y torería, merecedora de la Puerta Grande si no llega a cruzarse, como es habitual, su mala espada. Pero la obra, su grandiosa obra, siempre perdurará en el recuerdo del buen aficionado.

Fandiño, torero predilecto de Madrid, ha protagonizado una temporada de más a menos. Tras una gran actuación en San Isidro, que le valió una oreja y una fuerte cornada (le impidió torear las dos tardes que le quedaban) volvió en Otoño con la gesta de torear tardes, experimento que, a la postre, no resolvió como se esperada.

El año 2013 ha deparado también otros acontecimientos como el regreso de Juan José Padilla después de su gravísima cornada en Zaragoza en 2011, la histórica vuelta al ruedo de la cuadrilla de Javier Castaño, o la undécima Puerta Grande en su carrera del rejoneador Diego Ventura.

En el capítulo de los novilleros hay que destacar varios espadas que han dejado huella dentro de los tres ciclos dedicados para ellos: el de abril, el de las nocturnas de julio y el de encastes minoritarios de septiembre.

Por orden de apariciones cabe destacar la firmeza y oficio de Rafael Cerro, el desmayo de Emilio Huertas, el valor seco de Sebastián Ritter, el clasicismo de Mario Alcalde, el sorprendente debut de Mario Diéguez, Juan Miguel Benito, Diego Fernández, Sergio Felipe y Fran Gómez, y la madurez de Miguel de Pablo, Luis Gerpe, Javier Jiménez y Juan Ortega.

Este es el balance del año en Madrid. Un año notable en el que se han reafirmado las ganaderías de Victoriano del Río y Adolfo Martín, han confirmado doctorado hasta nueve toreros, y han pasado por el "hule" (heridos) Fandiño, Chechu, Sergio Flores, Ritter, De Pablo y Santiago Fausto.

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