Manuela Carrasco abre la Bienal con el temperamento de su flamenco puro

  • La bailaora Manuela Carrasco ha abierto hoy el extenso programa de la XVII Bienal de Flamenco de Sevilla con el temperamento de su flamenco puro, un estilo que ha caracterizado su "Raíces de ébano", estrenado esta noche en el Alcázar de Sevilla como tal espectáculo flamenco, más que como gala inaugural.

Sevilla, 3 sep.- La bailaora Manuela Carrasco ha abierto hoy el extenso programa de la XVII Bienal de Flamenco de Sevilla con el temperamento de su flamenco puro, un estilo que ha caracterizado su "Raíces de ébano", estrenado esta noche en el Alcázar de Sevilla como tal espectáculo flamenco, más que como gala inaugural.

"Raíces de ébano", basado en el poderoso taconeo de Manuela Carrasco, ha contado con la participación de los cantaores Juan Villar, Enrique "El Extremeño", Pansequito y El Pele, muy ovacionado por el público, conocedor de que está enfrentando una enfermedad y de que ha permanecido en el hospital hasta ayer mismo.

Con una sencilla escenografía que empleaba la arquitectura árabe del Patio de la Montería del Alcázar de Sevilla, que diez años después ha vuelto a servir de escenario para la Bienal, el cuadro flamenco se ofreció clásico desde el primero momento, con los hombres a la derecha del público, de riguroso negro, tres guitarras, dos palmeros y un cajón, y las tres cantaoras a la derecha, de blanco.

Con ese contraste, Manuela Carrasco ha ocupado el centro del escenario toda la noche, junto a los cantaores que, uno tras otro, le han ido cantando de pie, a su lado, y con los que se ha permitido algunas pinceladas interpretativas, alusivas a las cuatro heroínas griegas, Antígona, Ariadna, Helena y Medea, en las que se ha basado cada una de las cuatro partes del espectáculo.

"Ay, Antígona temeraria / tú sola, contra el rey" comenzó a cantar Juan Villar por martinetes, para que Manuela Carrasco apareciera sobre las tablas con un vestido negro, que llegaba hasta el suelo y que ocultaba por completo sus tacones, lo que aún hizo más misteriosa la hondura y el ritmo vertiginoso de su taconeo.

Antes de que la bailaora subiera al escenario se escuchó grabado el ruido del crujir de la tierra, como un terremoto, y a medida que avanzaba el espectáculo, fue el sonido del mar, del viento y del crepitar del fuego el que dio paso a cada parte del espectáculo, como asociando los cuatro elementos con cada una de las heroínas griegas.

"Yo te di mi 'mare', que era una gitana buena, y ya no tengo el calor de nadie", se lamentó por malagueñas Enrique "El Extremeño" al inicio de la segunda parte para dar paso a Manuela Carrasco con un vestido rojo, diseñado como todo su vestuario de esta noche por la sevillana Aurora Gaviño.

Con el hilo de Ariadna ovillado entre las manos, "El Extremeño" prosiguió por fandangos de Huelva y tarantos, mirando de frente a Manuela Carrasco, cuyo taconeo arrancó los primeros "olés" del público.

"Déjame solo esta tarde, que tengo que hablar conmigo" comenzó la soleá del Pele, cantaor que fue recibido con una ovación antes de abrir la boca y cuyo cante y entrega ha proporcionado los momentos más emocionantes de la noche, que el público correspondió coreando "olé, olé y olé" cuando cantaba "Sevilla sigue siendo Sevilla / mientras haya vino y flores / y mujeres con mantilla".

Para esta tercera parte, Manuela Carrasco vistió de blanco, jaleada por las tres cantaoras que, a manera de coro griego, además de cantar echaron mano de casticismo para recibirla como Helena exclamando: "Helena, qué mala sombra tiene tu marido", y rechazando que ella fuera la culpable de la guerra de Troya.

Las cantiñas que El Pele interpretó en esta tercera parte, que Manuela Carrasco comenzó cual heroína griega señalando el cielo con el índice mientras exclamaba: "Qué culpa tengo yo de que mi padre sea Dios", fue lo más aplaudido de la noche.

El cante del final corrió a cargo de Pansequito, y Manuela Carrasco salió vestida con bata de cola morada, prenda de la cual, antes de empezar a bailar, se desprendió de la cola, cuyos volantes que acunó entre sus brazos como si fuesen un niño del que luego se desprendió, ya en el papel de Medea.

Además de una larga ovación, el público ha dedicado esta noche gritos de ánimo como "guapa" y "señora" a la bailaora que ha inaugurado una Bienal que se alargará hasta el 30 de septiembre con 71 espectáculos en una docena de distintos escenarios de la ciudad de Sevilla.

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