Marcelo Álvarez arriesgará "la piel" en su sensitivo acercamiento a "Andrea Chénier"

  • Madrid.- Cuatro arias y dos duetos, y además sin las pausas que marcaba el compositor. Ese es el reto "de dificultad máxima" que el argentino Marcelo Álvarez tendrá que afrontar en el Teatro Real con "Andrea Chenier", en la que el tenor arriesgará "la piel" con su sensitiva forma de entender el papel.

Marcelo Álvarez arriesgará "la piel" en su sensitivo acercamiento a "Andrea Chénier"
Marcelo Álvarez arriesgará "la piel" en su sensitivo acercamiento a "Andrea Chénier"

Madrid.- Cuatro arias y dos duetos, y además sin las pausas que marcaba el compositor. Ese es el reto "de dificultad máxima" que el argentino Marcelo Álvarez tendrá que afrontar en el Teatro Real con "Andrea Chenier", en la que el tenor arriesgará "la piel" con su sensitiva forma de entender el papel.

Para interpretar este drama histórico, con una espectacular puesta en escena, "muy cinematográfica", de Giancarlo del Monaco, en la que tres repartos lucirán 300 trajes y 180 pelucas, Álvarez se centra en el fraseo, y un cuidado "exquisito" por los matices y el color, muy diferente a la "forza" que exhibían, por ejemplo, Corelli o Mario del Monaco.

"Hay otra forma de cantar el verismo. Giancarlo me decía que la estaba cantando muy lento y yo le contestaba que así es como quiero hacerlo, calmo y sereno: quiero que la música fluya, que el público sienta", ha subrayado el tenor (Córdoba, 1962).

"La canto así, arriesgando la piel, como lo hizo Caruso, porque es tiempo de cambios", ha agregado.

El director artístico del Real, Antonio Moral, ha indicado que esta ópera -coproducida con el Teatro de La Bastilla- precisa de un elenco de cantantes excepcionales, un director capaz de "colorear" la partitura "finamente", algo que Víctor Pablo Pérez ha logrado haciendo un "trabajo de orfebrería", y una escenografía "impactante".

Para Víctor Pablo Pérez, "Andrea Chenier" es "la ópera italiana en estado puro", con una orquestación "apabullante" a la que él se ha querido aproximar dejando que "se oiga" la música, "que es la está entre las notas".

Pero lo de hoy en el Real no ha sido una rueda de prensa al uso: ha sido más bien una lección de lírica y de dramaturgia protagonizada por el tenor y el director de escena en la que se han tirado pullas, han bromeado y han hecho reír y pensar a su auditorio con su visión de lo que ellos llaman "el sistema".

"Los dos tenemos una personalidad muy fuerte y discutimos como locos, aparte de que él se pasa media hora siempre hablando de su padre", ha asegurado Álvarez al referirse a la intervención del director, hijo del célebre tenor Mario del Mónaco, en la que había dedicado varios minutos a recordar cómo éste "era""Andrea Chenier" y su relación con el compositor Umberto Giordano.

"Claro, así, teniéndolo presente y recordándolo, se venden más discos suyos y eso genera más derechos", ha respondido Del Monaco en medio del regocijo de sus compañeros de mesa, entre ellos el director de la orquesta, la soprano Fiorenza Cedolins y el director del Real, Miguel Muñiz.

El tenor se queja de que ahora deben cantar "sin las pausas" que marcaba Giordano tras las arias o los duetos, "algo extenuante para la voz", pero, dice: "la gente tiene prisa por coger el metro. Estamos estresadísimos".

"Bueno -ha intervenido Del Monaco provocando nuevas risas- descansamos cuando recogemos el dinero".

Álvarez, que debutó en el papel de Andrea Chenier en La Bastilla, "con gran éxito", presume de que dice siempre lo que piensa y de que no le tiene miedo a nada ni a nadie: "yo no me he alejado del teatro, el teatro me ha dejado a mí".

Por eso, subraya, está firmemente decidido a no volver a pisar el Real hasta que el nuevo intendente, el belga Gerard Mortier -que tomará posesión la próxima temporada-, abandone este coliseo.

"Me voy con un dolor terrible porque adoro al público español, pero no puedo cantar si detrás no me apoyan, si no creen en lo que hago. Si Mortier tuviera que cambiar, no sería Mortier. Se que no puedo trabajar con él", ha añadido.

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