Martín Cuenca propone una historia de amor prohibido en "La mitad de Oscar"

  • Gijón.- El director Manuel Martín Cuenca ha conseguido sugerir una gran historia de amor prohibido en "La mitad de Oscar", una película de sentimientos contenidos que compite en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón.

Gijón.- El director Manuel Martín Cuenca ha conseguido sugerir una gran historia de amor prohibido en "La mitad de Oscar", una película de sentimientos contenidos que compite en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón.

Rodada en una luminosa Almería, la producción española profundiza en la tradicional lucha entre los valores morales y legales y la fuerza de los dictados del corazón, en una historia que conmueve y cuyo subtexto -es más lo que no se dice que lo que se ve en pantalla- se convierte en el elemento fundamental de la trama.

Cuenca ha tenido que frenar los impulsos de sus actores para que el palpitar de sus corazones fuera percibido en los silencios, en las miradas, en las interacciones de los planos secuencia cargados de tensión, según ha afirmado hoy en la rueda de prensa en la que ha presentado el largometraje.

Oscar es un guardia de seguridad de una salina, tiene 30 años y una soledad que abruma, hasta que un acontecimiento inesperado le vuelve a conectar con su hermana, que llega con su novio francés y el encuentro les hace presente su pasado, e ilumina una pasión secreta que renace.

El director no quiere que su película sea interpretada como la narración de un incesto, "porque no lo es de ninguna manera", sino que la relación de los hermanos ha sido planteada "como un condicionante de un gran amor imposible".

Para Cuenca, que hoy ha comparecido ante los periodistas acompañado por los actores Antonio de la Torre, Rodrigo Saenz de Heredia, Verónica Echegui y Denis Eyriey, "no hay mayor impedimento" que aquello que está tan reñido con la moral e incluso con la ley como una relación amorosa entre hermanos.

Y eso es precisamente lo que ha puesto sobre el tapete el cineasta español para abordar la pasión que ha quedado oculta por el tiempo y las represiones, y que se desata pero sólo en el interior de los amantes secretos porque no pueden llevarla a cabo.

Es una historia de sentimientos contenidos, de represiones, que se van vislumbrando poco a poco y que pueden por momentos tomar un camino drástico, aunque finalmente se encauzan de una manera sorprendente e inesperada.

La luz y el paisaje de Almería han tenido un tratamiento exquisito que los ha llevado a la categoría de "personaje", en una película que por momentos evoca el particular estilo de los western de John Ford, y que carece totalmente de banda musical al uso.

Cuenca ha dicho estar "un poco cansado" de las bandas musicales que manipulan al espectador diciéndole lo que tiene que pensar en cada escena y por eso, y porque la narración no la necesitaba, ha prescindido de la música.

En cambio, son los sonidos del lugar, el ruido ambiente y la fuerza de la naturaleza los que se han utilizado para enlazar las escenas en las que los silencios son más que elocuentes.

Juan González

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