Martín Garzo: La literatura es aventurarse en la parte maldita y regresar

  • Gustavo Martín Garzón cree que la literatura es "aventurarse en la parte maldita, en los territorios inciertos", pero a la vez encontrar la puerta para regresar al mundo que compartimos con los demás. Y narrar, dice, es "conseguir un aplazamiento de la muerte", como en "Las mil y una noches".

Santander, 14 ago.- Gustavo Martín Garzón cree que la literatura es "aventurarse en la parte maldita, en los territorios inciertos", pero a la vez encontrar la puerta para regresar al mundo que compartimos con los demás. Y narrar, dice, es "conseguir un aplazamiento de la muerte", como en "Las mil y una noches".

El autor vallisoletano, que antes de dedicarse de lleno a la escritura fue psicólogo de profesión, ha llevado hoy a los alumnos del curso "Literatura y locura: los límites de la habitable" de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) al mundo de los mitos, de los cuentos infantiles y de las historias de terror.

Les ha hablado de Sherezade y de Drácula, de Peter Pan y de la Bella Durmiente, de Sísifo y Perséfone, de Alonso Quijano y de Emma Bovary, de los zombis que inundan las pantallas de cine, de los sueños, de las sombras y de la muerte.

Y también del lector de literatura como alguien que delira pero es capaz de volver de ese delirio y del loco, del psicótico, como el "lector más puro" porque es aquel que "nunca puede regresar del libro, que no puede dejar de leer".

Cuando al autor de "El lenguaje de las fuentes" le propusieron participar en un curso en el que se cruzan literatura y locura, pensó en hablar de su relación con su sobrino, que sufrió un brote psicótico del que nunca volvió y al que ve todos los lunes a las ocho de la tarde, para dar un paseo, tomar unos pinchos en los bares y hablar, aunque él habla más bien poco.

Pero cuando se puso a escribir, la conferencia se le fue "por otro lado", porque pensó en que su sobrino siempre tiene muy presentes a los muertos, es el único de la familia que recuerda el día exacto en el que todos se fueron y de vez en cuando se pregunta dónde estarán o que dirían de esto o aquello.

Para Martín Garzo, eso ocurre en un mundo donde a los muertos "se les aparta de la manera más absoluta", pero la muerte, recuerda, es "una de las preguntas esenciales de la literatura". Cree que es "su corazón".

Y sostiene que narrar es "saber volver de la cueva de Polifemo, conseguir un aplazamiento de la muerte". "¿Acaso no estamos todos muertos, hemos abandonado el reino de la muerte y vagamos un tiempo por la tierra antes de reintegrarnos a la nada de la que procedemos?", se ha planteado.

Martín Garzo se ha adentrado también en esa zona que "vive más allá de la razón o de la consciencia", la zona de sombra, que como cuentan historias como "Drácula", personaliza la "parte más primitiva del hombre, es su doble negativo pero también la fuente de su vitalidad y en cierto modo de su salud intelectual".

Y es que, a su juicio, es ella, la sombra, la que "nos enseña a tolerar las ambigüedades y nos aparta de los peligros que acosan al hombre integrado: la rigidez de pensamiento, los fundamentalismos religiosos, los perjuicios etnocéntricos".

El autor de "Las historias de Marta y Fernando" se ha preguntado, en ese contexto, si el auge que vive el cine de terror y, sobre todo las películas de zombis, se debe a que "algo tan siniestro simboliza la incapacidad del hombre actual para dialogar con su propia sombra" de la que se quejaba el cineasta italiano Pier Paolo Pasolini.

Y ha aventurado que el problema del psicótico no es que se haya quedado sin sombra, sino que "la sombra ha tomado posesión de él". "Aspira a saberlo todo, por eso no sabe narrar", argumenta.

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