Más toros que toreros

  • Una buena corrida de toros, y hay que recalcar lo de toros, hoy en Las Ventas, sin embargo no tuvo la oportuna respuesta por parte de los toreros, que dejaron escapar cada uno la posibilidad de un triunfo claro.

Juan Miguel Núñez

Madrid, 27 may.- Una buena corrida de toros, y hay que recalcar lo de toros, hoy en Las Ventas, sin embargo no tuvo la oportuna respuesta por parte de los toreros, que dejaron escapar cada uno la posibilidad de un triunfo claro.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de los herederos de Baltasar Ibán, bien presentados, sin exageraciones de volumen pero con cuajo y pitones. Corrida en tipo y con trapío. Aunque todavía mejor, corrida brava y con clase, moviéndose y humillando.

El duro castigo que se le administró en varas a los seis lo acusaron sobre todo el primero y el quinto. El segundo y el tercero fueron toros importantes, ovacionados ambos; como el cuarto, aplaudido también, que no dio más de si por la forma que lo toreó su matador, ahogándole. Sólo desentonó el sexto, más corto de embestida.

Fermín Spínola: estocada (silencio); y estocada caída (silencio tras aviso).

Serafín Marín: pinchazo, estocada tendida y descabello (ovación tras aviso); y tres pinchazos, y estocada baja con vómito (silencio tras aviso).

Rubén Pinar: estocada contraria (división de opiniones tras aviso); y media (silencio).

En cuadrillas: Vicente Yangüez "El Chano" saludó tras banderillear al cuarto, invitando a compartir los aplausos a Francisco Javier Rodríguez.

Desde el Palco Real presenció la corrida la infanta Elena, que recibió entre aplausos los brindis de los tres espadas en los toros tercero, cuarto y quinto.

La plaza se llenó en tarde agradable.

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LA EMOCIÓN POR LA BRAVURA

Cinco toros embistiendo por derecho, cuatro avisos y ningún pase que mereciera la pena. La corrida, sin embargo, resultó entretenida.

La traducción de lo anterior se resume en los toros, el motor que tuvieron "los ibanes". Para desgracia de los toreros, incapaces de dar un muletazo con aroma y profundidad, el público se lo pasó bien. Es lo que tiene la casta, la emoción por la bravura.

Hubo posibilidades de triunfo en cinco de seis toros. Algo que se estaba echando mucho en falta esta feria. Pero, el mundo al revés, cuando ha salido el toro resulta que no hay torero.

Al mexicano Spínola le asustó el nervio que sacó el primero en el caballo, así que decidió que lo masacraran en el primer puyazo. El toro tenía buen tranco, embistiendo por abajo, pero el picador de turno le quitó el fuelle. Aún así todavía regaló el animal unas cuantas embestidas en la muleta que Spínola desaprovechó haciendo los cites perfilero y sin bajar la mano lo suficiente.

El cuarto se arrancaba con temple, también humillado, y esta vez el mexicano lo toreó con demasiadas pausas, rompiendo continuamente el ritmo de las buenas embestidas. Defraudó Spínola después del buen ambiente que había dejado el 12 de octubre pasado en esta misma plaza.

Serafín Marín tuvo un gran toro, el tercero, con el que hizo un esfuerzo sólo a medias, tragándole lo justo, en series no más allá de tres y el de pecho, y a veces ni eso. Un toro exigente, con el que quiso estar el catalán en principio, dándole distancia, pero ahogándose pronto. El hombre se vino abajo por momentos, y con su desánimo, la faena no terminó de tomar vuelo.

También el quinto, que metía la cara abajo, llevó un primer puyazo desmesurado, lo que hizo que llegara a la muleta con viajes cortos y espaciados. Aquí hizo muy bien Marín el paripé del valor, en un proyecto de arrimón sin sentido, lo que no había sido capaz en el toro anterior, cuando había que esperar y conducir las embestidas auténticamente vivas.

Pinar lo intentó más que sus compañeros, con más cabeza y corazón, sobre todo en la primera parte de su faena al tercero, al torear por el lado derecho. Sin embargo, al natural se difuminó todo. El toro pegaba un tornillacito en los remates por el izquierdo y se rompió el buen tono. El sexto, queda dicho, fue el único toro que "no sirvió", planteando inconvenientes al quedarse debajo. Un mal corolario de una buena corrida, de toros.

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