Mercadillos navideños alemanes abren sus puertas con más seguridad que nunca

  • Berlín.- Los tradicionales mercadillos de Navidad alemanes han comenzado a abrir sus instalaciones esta semana en todo el país para ofrecer a los visitantes bebidas invernales y exquisiteces típicas, en un año marcado por el aumento de agentes de seguridad ante la alarma por posibles atentados terroristas.

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Berlín.- Los tradicionales mercadillos de Navidad alemanes han comenzado a abrir sus instalaciones esta semana en todo el país para ofrecer a los visitantes bebidas invernales y exquisiteces típicas, en un año marcado por el aumento de agentes de seguridad ante la alarma por posibles atentados terroristas.

Miles de casetas de madera decoradas con luces navideñas se reparten por las principales plazas de las ciudades, en lo que es uno de los elementos más tradicionales de la cultura alemana.

Este año los visitantes y turistas compartirán sus paseos con agentes armados y registros esporádicos a sus bolsos por el aumento en las medidas de seguridad, ante la alarma por un posible atentado terrorista en los lugares donde haya acumulación de personas.

Las primeras luces y canciones típicas de la época de adviento se pudieron ver y escuchar anoche en la inauguración de la mayoría de los 70 mercadillos que se levantan en Berlín.

Artículos de decoración navideña, piezas de artesanía, exquisiteces gastronómicas de diversos estados alemanes y europeos y el famoso Glühwein, vino caliente con especias y perfecto para combatir el frío, son las estrellas de este tipo de mercadillos.

Entre los más grandes de Berlín se encuentra el del Gendarmenmarkt, donde un centenar de casetas cambian la configuración habitual de una de las plazas más bonitas y lujosas de la capital, rodeada de iglesias y palacios.

La famosa Alexanderplatz y sus alrededores cuentan con varios mercadillos de este tipo, uno de los cuales se combina con un parque de atracciones en las que los dulces típicos pueden saborearse mientras se disfruta de la adrenalina de una montaña rusa.

En la parte oeste de la urbe el más conocido es el que se ubica junto a la Gedächtniskirche, una iglesia con la cúpula rota en recuerdo a los efectos de las bombas caídas sobre Berlín durante la Segunda Guerra Mundial y que en estas fechas comparte protagonismo con un gigantesco árbol de navidad.

Fuera de la capital existen muchos otros mercadillos, algunos de ellos muy antiguos y con tradiciones que se han ido asentando con el paso del tiempo.

Tal es el caso del que tiene lugar en Nuremberg, al sur del país, que cuenta con una tradición de más de cuatro siglos y en el que se pueden saborear los típicos bocadillos de salchichas alemanas o los Lebkuchen (bizcocho de especias y miel) mientras se escucha a los niños cantar villancicos a las puertas de la iglesia.

Desde 2005 el mercadillo de Nuremberg acoge también la caldera más grande del mundo en la que se preparan 9.000 litros de "Feuerzangenbowle", una especie de ponche con azúcar y aguardiente que se quema y produce una gran llamarada.

Por su parte, Múnich acoge el mercadillo más grande de toda Alemania, y en su plaza Marienplatz ubica un abeto de 30 metros de altura que, decorado con 2.500 bombillas, se enciende cada año el 1 de diciembre a las cinco de la tarde.

El mercadillo más insólito tal vez se encuentre en la norteña ciudad de Hamburgo, concretamente en la zona de Sankt Pauli, donde se ubica el centro de la vida nocturna y uno de los barrios rojos más famosos de Europa.

En las casetas ubicadas en los alrededores de la animada calle Reeperbahn, los visitantes no se encontrarán con el tradicional Papá Noel de barba blanca o con las típicas figuritas para el belén, sino con fornidos duendes y descarados ángeles.

Ximo Albors

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