MIGUEL ÁNGEL PERERA ARRASÓ EN UNA FERIA DE TANTAS LUCES COMO SOMBRAS

  • El diestro extremeño Miguel Ángel Perera, que abrió dos tardes consecutivas la Puerta Grande de Las Ventas, arrasó en la feria de San Isidro más larga de la historia, que finalizó ayer y que arrojó tantas luces como sombras.

Paco Aguado

Madrid, 9 jun.- El diestro extremeño Miguel Ángel Perera, que abrió dos tardes consecutivas la Puerta Grande de Las Ventas, arrasó en la feria de San Isidro más larga de la historia, que finalizó ayer y que arrojó tantas luces como sombras.

El gran triunfo de Perera, que con una férrea determinación obtuvo cinco orejas de toros de muy distinta condición, fue el mayor hito de un ciclo con más éxitos que los habituales en los últimos años, pues la presidencia llegó a conceder hasta 26 trofeos a lo largo de 31 días de toros consecutivos.

Dentro del balance positivo, a esas dos salidas a hombros de Perera hay que sumar la de Iván Fandiño, que tuvo un saldo de tres orejas en tres actuaciones, y la de Daniel Luque, ya en junio, dentro del capítulo de los matadores de toros.

Del mismo modo, sólo un rejoneador, el conquense Sergio Galán, consiguió atravesar la Puerta Grande. Cortó tres de las ocho orejas concedidas a los jinetes, entre los que destacaron, como siempre, Diego Ventura y Hermoso de Mendoza.

Sin llegar a cruzar el codiciado umbral, también "tocó pelo" en sendas actuaciones el salmantino Juan del Álamo, mientras que un heroico Miguel Abellán, un elegante Uceda Leal, un solvente Alberto Aguilar y un esforzado El Juli pasearon un trofeo por cabeza, hasta completar los 16 cortados por diestros de alternativa.

En cambio, no hubo grandes éxitos entre los novilleros, con sólo sendas orejas para el valenciano Román y el madrileño Francisco José Espada, que hizo la faena más destacada entre los de su categoría.

Aparte de la estadística, la oreja que El Juli obtuvo en la corrida de Beneficencia no fue suficiente para avalar el pulso que, junto a otras cuatro figuras, mantiene este año con las grandes empresas, lo que condicionó su ausencia de la feria de Sevilla y fue una de las mayores intrigas del ciclo madrileño.

Mientras que Perera sí que se reivindicó con fuerza, otros "rebeldes" como José María Manzanares y Morante de la Puebla protagonizaron las mayores decepciones de la feria. Y a mitad de camino se quedó Alejandro Talavante, que no obtuvo trofeos por fallar con la espada pero dejó el recuerdo de una de las mejores faenas a un toro de Montalvo.

En ese tono medio, sin orejas pero con actuaciones estimables, se situaron, entre otros, el mexicano Joselito Adame, Eugenio de Mora, Enrique Ponce, Matías Teleja, Serafín Marín, Antonio Ferrera, Alberto Lamelas, David Galán y Diego Urdiales, que cuajó varios de los más artísticos muletazos del abono a un toro de Adolfo Martín, pero que no le fueron suficientemente valorados.

Porque en la cara negativa de la feria hay que situar las contradictorias, a veces inexplicables y siempre preocupantes reacciones de una masa que parece haber perdido referencias y que ha acudido al tendido con un extraño talante.

Aunque los efectos de la crisis no se han sentido demasiado en la asistencia de público -en siete tardes se puso el "no hay billetes" y en la mayoría se cubrió más del 85 por ciento del aforo-, la actitud de los aficionados, sobre todo en las corridas "toristas", estuvo marcada por la arbitrariedad.

Y el mejor ejemplo se vivió la tarde de los "victorinos", cuando se tomaron como bravos toros de áspero genio y se llegó a despedir con almohadillas a una terna de toreros que se jugó generosamente el pellejo con ellos.

Esa misma tarde se produjo uno de los nueve percances que también se han vivido en esta feria de San Isidro, el del banderillero Manolo Rubio, que resultó con una cornada grave en el perineo y con una rodilla prácticamente destrozada.

Pero el abono de 2014 también será recordado por la dramática corrida del 20 de mayo, que hubo de suspenderse a la muerte del segundo toro por encontrarse heridos los tres matadores: David Mora, con una gravísima cornada en la femoral, Jiménez Fortes y Antonio Nazaré. Hacía 36 años que no se daba un caso así en Las Ventas.

En el apartado ganadero, destacaron como únicas corridas completas las de Parladé y Puerto de San Lorenzo, así como una buena novillada de El Montecillo. Y hubo buenos ejemplares sueltos, no demasiados, de Victoriano del Río, Juan Pedro Domecq, Valdefresno, Fuente Ymbro, Baltasar Ibán, El Pilar, Cuadri, Alcurrucén y Miura.

Del resto, hubo muy poco que destacar, salvo que, en más ocasiones de las que merece un abono de tanta importancia, al ruedo convexo de Las Ventas salieron demasiados toros de fea hechura y cercanos a los seis años, o saldos ganaderos tan lamentables como los de Couto de Fornilhos y Peñajara.

Ese pobre balance ganadero, una de las grandes sombras del ciclo, habla del poco cuidado de la empresa con la materia prima de un negocio -la "marca San Isidro", le llaman ahora- que sigue arrojando muy grandes beneficios.

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