Miguel Poveda hace historia del flamenco en la plaza de las Ventas

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 21 jun.- Miguel Poveda vino hace 40 años al mundo a llevárselo por delante aunque él aún no lo supiera y hoy se lo ha puesto por montera al convertirse en el primer flamenco que actúa en la plaza de las Ventas, con Serrat, Carmen Linares y María Dolores Pradera en un cartel irrepetible que ha enloquecido al respetable.

La "excusa", que hace 25 años que debutó, y el reto, de los que hacen historia: llenar un "territorio virgen" para los flamencos que en días de lidia supera las 23.000 almas y que en concierto ronda las 7.000 y lo ha superado, con huecos solo en los tendidos.

"Gracias por estar aquí en un día tan esperado para mí en el que pienso degustar cada segundo. No se cuándo volveré a disfrutar de algo así y voy a paladear cada instante", ha prometido al salir al escenario.

Durante casi tres horas y media se ha acompañado de su cuadrilla, es decir "el genial" Joan Albert Amargós al piano, Chicuelo a la guitarra, Marcelo Mercadante al bandoneón y muchos más, hasta 16, en los violines, vientos y coros, y la Lupi al baile.

Era un concierto pero, sobre todo, una fiesta para celebrar la vida y la suerte de ser un músico que despierta pasiones haga lo que haga y "el niño de Badalona" ha querido en este programa de "alfileres de colores", como los trajes de toreros, rodearse de una "santísima trinidad" musical.

Con Joan Manuel Serrat, que ha aparecido en la primera parte, dedicada a los poetas, ha cantado "El meu carrer" y a pesar de que Poveda había presentado el tema diciendo que le gustaría cantar en la lengua del lugar donde nació, algunos espectadores han abucheado durante toda la canción para disgusto de la gran mayoría.

"Qué gusto es poderle cantar a la tierra donde uno nació con toda la libertad", ha zanjado Poveda al concluir.

A Carmen Linares, la mujer que hace 20 años le dijo al conocerle que no parecía un cantaor aunque también le dijo que ella parecía una farmacéutica y que "ahí" estaba, le ha agradecido su apoyo y ha alabado su "carisma y su sabiduría" antes de arrancarse con ella en "La luz que a mí me alumbraba".

Ese ha sido uno de los diez temas que ha cantado del jondo, que han ido de bulerías a minera, malagueña, verdiales, cantiñas de Cádiz, seguirillas, tientos y tangos, pasando por un homenaje a capella a los cantaores antiguos, de Marchena a Mairena, a los que ha imitado identificando con los sombreros que usaban.

Ha cambiado la camisa negra y el pantalón por un smokin con camisa blanca para pasearse por "las músicas populares" y lo ha hecho con la bendición de María Dolores Pradera, que ha estado "sembrada".

"Estoy muy contenta porque a estas horas donde me suelen llevar es a urgencias. Gracias a Miguel he vuelto al escenario y tengo la ilusión de salir por la puerta grande", ha dicho con el público puesto en pie ovacionándola.

Luego, se ha sentado ante un atril -"tengo memoria, pero a estas horitas...", ha bromeado- ha abierto la boca para entonar "Fina estampa" y el coso ha rugido de alegría ante una voz de 88 años que suena con la potencia, la elegancia y la entonación de siempre.

"Ahora me voy por la puerta grande y a llorar un poquito", se ha despedido con el público de nuevo en pie aplaudiendo emocionado.

Ya solo, y tal como había prometido, se ha metido por la vereda del tango, con "Sus ojos se cerraron" y el emotivo bolero "Quién dijo", con una foto de Miguel y de su padre, fallecido poco antes de que saliera a la luz su último disco, "ArteSano".

La copla que defiende desde hace tiempo ha llegado después con un popurrí; "La senda del viento", que Antonio Gallardo compuso para Carmen Amaya; "En el último minuto", "A ciegas" y "Sin embargo te quiero" y "No me des guerra" y ha cerrado nada menos que con "La leyenda del tiempo".

El bis del concierto, en el que la consciencia del paso del tiempo y el dolor de las ausencias en su vida han estado muy presentes, iba a ser el poema de Gil de Biedma "No volveré a ser joven" pero se ha puesto "pinturero" y se ha arrancado con fragmentos de "Alfileres de colores" y "Tres puñales" ya sin micrófono para acabar de "darlo todo.

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