Ney Matogrosso: "Mi música es un acto de enfrentamiento consciente"

  • Con la libido por arma y la moralidad tradicional y la dictadura militar como enemigos, el cantante brasileño Ney Matogrosso utilizó su arte como "un acto de enfrentamiento consciente" hasta convertirse en una leyenda del país suramericano. Ahora el documental "Olho Nu" rememora su carrera.

Gonzalo Domínguez Loeda

Manaos (Brasil), 9 nov.- Con la libido por arma y la moralidad tradicional y la dictadura militar como enemigos, el cantante brasileño Ney Matogrosso utilizó su arte como "un acto de enfrentamiento consciente" hasta convertirse en una leyenda del país suramericano. Ahora el documental "Olho Nu" rememora su carrera.

"Tener la libido como arma es maravilloso porque es un poder contra el que nada ni nadie puede enfrentarse", afirmó a Efe Matogrosso tras la presentación del documental en el Festival del Amazonas, que se celebró esta semana en la ciudad brasileña de Manaos.

El comienzo de su carrera tuvo lugar en plena dictadura militar, un escenario en el que sus coreografías provocadoras y llenas de sexualidad ambigua y explícita suponían un ataque frontal a los valores de la época y consiguió abrir un espacio de libertad sobre el escenario que se proyectaba sobre todos los ámbitos de la sociedad.

Esa transgresión le convirtió en uno de los artistas más queridos y respetados de Brasil, un cariño que pudo observarse tras la presentación del documental, cuando recibió una sonora ovación del público asistente que se prolongó durante varios minutos.

Tranquilo y observador, busca pasar desapercibido y ceder el protagonismo a los realizadores del documental, haciendo buena su máxima: "soy una persona normalísima fuera del escenario, recatado y sin necesidad de una hiperexposición ni de llamar la atención", afirma la estrella brasileña.

Revolucionario de la moral y las costumbres sobre el escenario, hizo de la ambigüedad y la sexualidad parte fundamental de su arte incorporando faldas, maquillaje, trajes de flamenca, máscaras y movimientos sensuales a su trabajo.

El uso de parte de ese vestuario transgresor nació como una necesidad de preservar su identidad, reconoce. "Tenía 30 años y no podía perder el derecho de andar por la calle por la fama".

La fascinación por las máscaras nació de sus contactos con el teatro kabuki, una disciplina teatral cuya influencia se prolonga en sus representaciones sobre el escenario en las que la música solo es una parte más del espectáculo en el que Matogrosso convierte los conciertos.

"Yo me consideraba un actor que cantaba, pensaba que cantar era algo que estaba detrás de mi actuación, de hecho, cuando me subí a un escenario por primera vez con el grupo Secos e Molhados -con el que dio el salto a la fama- solo pregunté qué espacio iba a tener en el escenario y comencé a hacer lo que me apetecía, ni siquiera yo sabía lo que iba a pasar", afirma.

Desde su posición podía eludir el yugo de la dictadura porque en aquella época Brasil "vivía sometido por una dictadura militar asesina que tiraba a personas vivas de aviones", rememora.

Frente a la represión Matogrosso decidió que "no quería vivir oprimido. Todo lo que yo era no estaba permitido, todo lo que no quería el gobierno era yo. Salía de casa y la policía me paraba y me revisaba", por eso recurrió a la escena para liberarse.

Hoy observa su faceta de cantante por encima de su papel como actor teatral y rebelde y se muestra especialmente satisfecho con su registro vocal, más cercano al tono de las sopranos, que le dio problemas en el comienzo de su carrera. "Es lo que me hace diferente", dice.

Reconoce tener una formación musical basada en "la radio de Brasil", gracias a la cual pudo acceder a la música de tradición española, argentina, inglesa o americana".

"Ahora estamos restringidos a la música inglesa y americana pero cuando era niño y adolescente, todo era diferente por eso la música latinoamericana fue parte de mi formación musical", subraya.

Aún activo a los 72 años y todavía celoso de su privacidad, rechaza el rol otorgado por muchos como intelectual de referencia del país iberoamericano.

"Lo que me hace diferente de otras personas es mi trabajo, pero como ser humano soy parte de la especie, estamos todos en el mismo barco", concluye.

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