Ni coordinación ni supervisión en la fallida restauración de "El Caballito"

  • María Dolores Sánchez.

María Dolores Sánchez.

México, 13 oct.- Una restauración fallida al monumento ecuestre a Carlos IV de España, conocido como "El Caballito", causó daños "irreversibles" a la estatua y puso en evidencia la falta de coordinación entre diferentes autoridades mexicanas.

"No hubo coordinación ni supervisión alguna del Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México ni del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); hay omisión verdadera de todas las instituciones", dijo a Efe la restauradora Lucía Ruanova Abedrop.

Ruanova es una de las impulsoras del grupo de Facebook "El Caballito, Conservación", creado por expertos en arte para denunciar las agresiones a la estatua.

Sus denuncias consiguieron paralizar las obras de restauración de la estatua realizadas por la empresa "Marina, Restauración de Monumentos" desde el pasado 17 de septiembre.

"Es la primera vez que en este país un movimiento de redes sociales detiene una intervención al patrimonio artístico", dijo Ruanova.

En los últimos días, y conforme comenzaron a conocerse las irregularidades en el proceso de restauración, se inició un cruce de acusaciones entre diferentes autoridades de la capital mexicana y la empresa restauradora.

La secretaria de Cultural local, Lucía García Noriega, acusó a la Autoridad del Centro Histórico, al Fideicomiso del Centro Histórico y a la Autoridad de Espacios Públicos de ser los responsables.

La titular de la Autoridad del Centro Histórico, Alejandra Moreno, y Arturo Javier Marina Othón, representante de la empresa restauradora, señalaron que la Secretaría de Gobierno capitalina es la responsable de la adjudicación directa de las obras de restauración y limpieza.

La empresa restauradora aseguró además que los daños a la estatua son "producto del tiempo" y no de su intervención.

Tanto el Gobierno de Ciudad de México como el INAH reconocieron el martes pasado que la fallida restauración produjo daños al monumento, aunque los organismos no coinciden en la gravedad de los mismos.

Un dictamen elaborado por restauradores especialistas en metales a solicitud del INAH señaló que la empresa usó ácido nítrico para limpiar el monumento pese a que esa sustancia se dejó de utilizar en ese tipo de labores desde 1950 por su efecto corrosivo.

El procedimiento acarreó "daños irreversibles" en la figura ecuestre y daños por valor de un 1,41 millones de pesos (alrededor de 108.000 dólares o 80.000 euros).

El uso de ácido nítrico en el monumento eliminó la pátina que protegía la superficie y una cantidad de metal de la aleación de bronce. La estatua perdió así 50 % de esa capa estable que protegía al bronce original, con lo que el metal quedó expuesto a nuevos y más agresivos procesos de corrosión.

"Habría que poner una pátina falsa que iguale la antigua para que cromáticamente sea armoniosa", indicó Ruanova, y recalcó que el daño, como anunció el INAH, es irreversible.

El Instituto explicó que funcionarios del Centro Histórico de Ciudad de México ordenaron llevar a cabo la restauración y rehabilitación del monumento sin su conocimiento. Más tarde, el Fideicomiso pretendió obtener la autorización para los trabajos, según indicó el INAH.

Sin embargo, el Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México y la Autoridad del Centro Histórico, que dependen de la Secretaría de Gobierno local, anunciaron que los deterioros pueden ser "corregidos", en un boletín emitido después del dictamen del INAH.

La Asociación Civil de Empresarios y Comerciantes Unidos para la Protección del Centro Histórico (Procentrhico) indicó en un comunicado que los daños ocasionados a la estatua demuestran "la falta de interés que tiene para el Gobierno de (el alcalde capitalino) Miguel Ángel Mancera la conservación del patrimonio artístico y cultural".

El secretario de Gobierno local, Héctor Serrano, aseguró en una rueda de prensa el miércoles que "la empresa (que efectuó la restauración) actuó sin contrato". Además, el Gobierno capitalino interpuso una denuncia de hechos ante la Procuraduría de Justicia (fiscalía) de la ciudad por los daños ocasionados.

El monumento ecuestre a Carlos IV de España, ubicado en el Centro Histórico de la capital mexicana, fue realizado por el arquitecto y escultor español Manuel Tolsá (1757-1816).

La escultura de 26 toneladas muestra al monarca vestido de emperador romano, montado en un caballo fuerte y en movimiento, como marcaba la tradición romana.

"El Caballito", como se conoce a la estatua popularmente, ocupó inicialmente el Zócalo (plaza central) capitalino. En 1822, consumada la Independencia, el monumento fue encerrado en el patio de la antigua Universidad para evitar agresiones, por las connotaciones españolas.

De ahí pasó al antiguo Paseo de Bucareli y, desde 1979, ocupa la Plaza Tolsá, frente al Palacio de Minería, donde se encuentra actualmente.

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