Oreja para el buen toreo al natural de Diego Urdiales

  • El templado y hondo toreo al natural de Diego Urdiales con un toro de Victorino Martín se premió con la última oreja concedida en la feria de Bilbao, que concluyó hoy con lluvia y con viento.

Paco Aguado

Bilbao, 25 ago.- El templado y hondo toreo al natural de Diego Urdiales con un toro de Victorino Martín se premió con la última oreja concedida en la feria de Bilbao, que concluyó hoy con lluvia y con viento.

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Victorino Martín, desiguales de cuajo y volumen, pero todos seriamente armados. Corrida de juego dispar, con un par de toros destacados, un manso violento y tres astados manejables y medidos de raza.

Antonio Ferrera: dos pinchazos y media estocada delantera (ovación); estocada atravesada que asoma y descabello (vuelta al ruedo tras petición de oreja).

Diego Urdiales: pinchazo hondo y descabello (oreja); tres pinchazos y dos descabellos (ovación tras aviso).

El Cid: estocada honda caída (silencio); pinchazo y estocada delantera (ovación).

La plaza registró más de media entrada de público en tarde de viento y lluvia, en el noveno y último festejo de las Corridas Generales.

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TOREAR CON SABOR

Bajo una fuerte lluvia y un desapacible viento que trajo la tormenta, Diego Urdiales fue capaz de hacer al segundo toro de la tarde una de las faenas de más solera de la feria de Bilbao que hoy finalizó.

Molestado por las ráfagas que sacudían su muleta y entre una luz espectral, el torero riojano hizo brillar la luz de un toreo de mucho sabor con un toro de Victorino Martín, en principio de áspera condición pero finalmente atemperado por la suavidad de la muleta que tuvo delante.

En ello estaba Urdiales cuando acabó descargando sobre el ceniciento ruedo bilbaíno el oscuro nubarrón que se cernía sobre la plaza tras la muerte del primero toro, pero hasta en esas condiciones climáticas supo el torero de Arnedo mantener la compostura hasta conseguir imponerse a todo.

Muy asentado en la arena, con la naturalidad que da el verdadero valor, Urdiales le cuajó al "victorino" dos soberbias tandas de naturales, con mucha cadencia en el trazo y con absoluta entrega a la embestida. Y también alguna más con la derecha, por donde el toro también acabó rompiendo.

Se tiró a matar el riojano sabiendo que tenía al premio a su alcance, y después de pinchar se quedó en la cara intentando barrenar, por lo que el de "victorino" le prendió feamente por el brazo en un percance que finalmente no tuvo más consecuencias que un fuerte varetazo.

Después de cortarle a ese toro la que iba a ser la última oreja de la feria, y una de las de mayor peso, no pudo Urdiales redondear con el peor de la corrida, un ejemplar veleto y cornalón al que también plantó cara a pesar de que no cesó de soltar tornillazos para acabar desarrollando verdadero peligro.

En cambio, el toro más bravo y completo de la corrida fue el terciado cuarto, que galopó con fuerza en el tercio de banderillas que protagonizó Antonio Ferrera. El diestro extremeño desplegó con él más oficio que entrega en una faena de cierto nivel y sin excesivo mando sobre las claras arrancadas que, por esa falta de sinceridad, no llegó a provocar entusiasmos.

Antes, con el primero de la tarde, Ferrera también anduvo muy suelto y sin apuros ante un animal de nulo recorrido en sus reservonas embestidas.

El Cid no llegó a confiarse ni a asentarse nunca con el tercero de la corrida, un toro muy mirón al que no centró en su muleta, y le hizo una faena aseada y plana al sexto, que se movió sin gran celo pero sí con evidente nobleza.

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