Paquirri, El Fandi y Joselillo a hombros

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Gandia (Valencia) 24 Ago. Los toros regresaban a Gandia un cuarto de siglo después envueltos en una gran expectación. Se llenó la plaza a rebosar y la terna integrada por Paquirri, El Fandi y Joselillo, salió a hombros tras repartirse ocho orejas y dos rabos de un desigual encierro de Fernando Peña.

Se lidiaron toros de Fernando Peña, desiguales de presencia y juego, 1º y 2º los de más transmisión y el 6º de más calidad.

Francisco Rivera Ordóñez "Paquirri", dos orejas y rabo y ovación.

El Fandi, dos orejas y rabo y dos orejas.

Joselillo, oreja y dos oreja y rabo

Entrada, lleno de no hay billetes.

Corrida Nocturna. Los toros volvían a Gandia 25 años después. Lleno total en la plaza portátil que se instaló en el Grau de la localidad costera.

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Un cuarto de siglo después, los toros regresaban a la localidad costera de Gandia y lo hacían a lo grande, en una plaza que se llenó a rebosar con varios centenares de personas que se agolparon incluso en las taquillas antes del comienzo del festejo para tratar de conseguir una localidad sin éxito.

Noche muy agradable en la que los toreros triunfaron y cumplieron con las expectativas repartiéndose ocho orejas y dos rabos.

El primero fue un toro bravo y encastado, con transmisión, al que Paquirri cuajó ya un vistoso tercio de banderillas. Con la muleta destacó en el toreo en redondo sobre la mano diestra y sobre todo en la gran estocada, saliendo el burel prácticamente muerto de los vuelos de la muleta y tras la que paseó los máximos trofeos.

Con su segundo, un burraco más feo de hechuras que resultó desclasado, intentó en vano levantar su faena. Tras marrar con los aceros fue ovacionado.

El Fandi, muy motivado desde el principio, se topó en primer lugar con un encastado ejemplar de Fernando Peña, al que formó el habitual alboroto con los palos. La faena, larga y animosa, destacó por su metraje más que por su calidad y tras un volapié de efecto fulminante fue premiado con las dos orejas y el rabo.

Con el quinto, que se movió, el torero granadino volvió a entusiasmar a la concurrencia con los rehiletes y en el último tercio agradó a una público entregado que premió su variada faena con dos trofeos más.

El tercero de la noche fue sin duda el ejemplar más deslucido hasta ese momento, desarrollando genio y mal estilo. Pese a ello Joselillo derrochó voluntad aunque el acoplamiento resultara imposible. Tras pinchazo y estocada, fue premiado con una oreja por su disposición.

Pudo resarcirse el torero vallisoletano con el sexto, el de más calidad del encierro y al que toreó con temple y gusto con el capote. Inició la faena de rodillas para, ya de pie, torear con temple y ajuste sobre ambas manos en una labor de mucho calado. Mató de estocada y también obtuvo los máximos trofeos.

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