París reabre el Palacio de Tokio con 36 horas ininterrumpidas de arte actual

  • El Palacio de Tokio de París reabrió hoy sus puertas para celebrar su renovación, aún no del todo terminada, con 36 horas ininterrumpidas de creación en sus 22.000 metros cuadrados consagrados al arte contemporáneo.

Javier Albisu

París, 12 abr.- El Palacio de Tokio de París reabrió hoy sus puertas para celebrar su renovación, aún no del todo terminada, con 36 horas ininterrumpidas de creación en sus 22.000 metros cuadrados consagrados al arte contemporáneo.

Tras diez meses de trabajos, el inmenso espacio de cuatro niveles, por donde todavía transitan decenas de obreros con cables y destornilladores en las manos, pretende acercar al visitante a la metamorfosis del centro de arte contemporáneo más grande de Europa, según sus responsables.

"Se trata de dar la oportunidad al visitante de mirar por el ojo de la cerradura" y comprobar que "el Palacio de Tokio está constantemente en construcción", explicaron a Efe los encargados de la comunicación del centro.

Por ello, no es de sorprender que uno tropiece con una escalera plegable o se apoye en el hueco que albergará un interruptor, pues se trata del "concepto" que han querido trasladar al público los responsables del centro, dirigido por Jean de Loisy.

Una idea que comparten también los arquitectos Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal, que han elegido el cemento visto y el metal para la renovación del majestuoso edificio construido en 1937 para la Exposición Universal, reconvertido en los años noventa en espacio de arte contemporáneo y ampliado ahora con un presupuesto de 20 millones de euros (26,2 millones de dólares).

Un concepto, el de adelantarse a los acontecimientos, del que también ha querido participar el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, quien presidió la "preinauguración" del centro un día antes de su apertura a la prensa y a once días de la primera vuelta de las elecciones en las que intentará volver a ser elegido jefe de Estado.

"París es una ciudad museo. Eso genera una responsabilidad con la creación de mañana. Vosotros, los artistas, sois el patrimonio de mañana", comentó entonces Sarkozy, de cuyo paso por el palacio da testimonio una placa de metacrilato.

El hecho de "preinaugurar" el palacio, una iniciativa que responde a las ambiciones del autoproclamado "antimuseo por excelencia", tiene el inconveniente de que a veces cuesta distinguir qué es arte conceptual y qué son enseres de los operarios.

Hasta el punto de que, sobre un saco de escombros flanqueado por unas pantallas de televisión, puede leerse una nota que ruega: "No tirar, esto es una obra", no vaya a ser que, por falta de sensibilidad artística de los trabajadores, termine en un contenedor con otras piezas más prosaicas pero de apariencia análoga.

No obstante, no todo es un erial de tornillos y cinta aislante y ya se puede disfrutar de algunas de las obras que poblarán el vasto espacio consagrado a la creación del siglo XXI, como las esculturas en miniatura de Banoit Pype, las inmensas piezas de metal de Peter Buggenhout o el homenaje al cómic en forma de vidrieras de Christian Marclay.

La singular apertura llega acompañada, además, de una programación de 36 horas ininterrumpidas de espectáculos y performances.

Pero el preestreno no es imperativo. Por eso, si el visitante no se desvive por ver cómo se instala el cableado de un museo, puede esperar hasta la inauguración, el próximo día 20, de la "Trienal del arte contemporáneo", que se muda del Grand Palais al flamante palacio.

La dirección de la muestra, plato fuerte de la reapertura, corre a cargo del crítico de arte de origen nigeriano Okwui Enwezor, quien propone un recorrido por los vínculos de la creación francesa y la escena internacional que escapa a la cartografía del Palacio de Tokio y se extiende por otros espacios parisinos con el título de "Intense Proximité".-

Mostrar comentarios