Parra es un "francotirador" de la poesía, dice el ministro español de Cultura

  • El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, definió al "antipoeta" chileno Nicanor Parra, que hoy recibió el Premio Cervantes, como "un "francotirador de la poesía que lo relativiza todo" y cuya obra "ha dialogado siempre con la literatura española".

Alcalá de Henares (España), 23 abr.- El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, definió al "antipoeta" chileno Nicanor Parra, que hoy recibió el Premio Cervantes, como "un "francotirador de la poesía que lo relativiza todo" y cuya obra "ha dialogado siempre con la literatura española".

Sobre Wert recayó la labor de hacer la "laudatio" del galardonado durante la tradicional ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, a las afueras de Madrid, en la que se entrega el máximo galardón de las letras españolas.

El ministro de Cultura comenzó su loa recordando que "entre la cara occidental de la cordillera andina y las costas orientales del Pacífico Sur" provienen gentes de "asombrosa facilidad poética", desde el propio Parra a Gonzalo Rojas, de Gabriela Mistral a Pablo Neruda y Vicente Huidobro.

Por ello, consideró que la obra del premiado "invita a detenerse en sus orígenes, raíces y sorprendente biografía".

"La escasez y el entorno rural incuban en nuestro autor aquello a lo que él mismo se ha referido como 'el ingenio del huaso chillanejo', la versión chilena del genio espontáneo de nuestra lengua común", señaló Wert.

También destacó cómo la presencia de "la tradición poética, la cultura y el folclore populares" en su ambiente familiar imprimieron en Nicanor Parra y sus hermanos "una sensibilidad artística especial".

Esencial asimismo es, según el ministro, "la herencia de los guerreros mapuches a la que debemos parte del espíritu incansable de lucha, transgresión y contradicción que inunda la obra del galardonado".

Explicar porqué Nicanor Parra, "siempre transgresor", en palabras del ministro, se denominó "el antipoeta" centró buena parte del discurso de Wert, quien recordó la relación siempre "incómoda, díscola y contestataria" de aquel con la tradición poética, la sociedad que lo rodea y las creencias y dogmas habituales en ella.

"Pero si la antipoesía es una poesía irreverente, que cuestiona el statu quo con aspereza y a veces con sorna, no lo es por simple capricho. No se trata de una rebeldía al uso", precisó el ministro, quien destacó el intenso influjo de la formación científica de Parra sobre su obra poética.

Quizá por ello, aventuró, "este francotirador de la poesía lo relativiza todo".

Nicanor Parra, sin embargo no alardea de sus conocimientos científicos y en su obra "no hay verdades con mayúscula", prosiguió el titular de Cultura.

"En vez de deslumbrarnos con un lenguaje oscuro cargado de metáforas complejas, nos habla con las palabras y los giros de la vida cotidiana. La poesía, con Nicanor Parra, sale a la calle. O como él dice, en un célebre poema "Manifiesto", "los poetas bajaron del Olimpo", aseveró.

Un autor de "contundentes y apasionantes giros, trompos y acrobacias" que -dijo Wert- "puso patas arriba los cimientos de la poesía tradicional".

El ministro defendió la cercanía del chileno a la herencia literaria española, frente a quienes ven en Parra un escritor más cercano al diálogo con las letras anglosajonas, de T.S. Eliot y Ezra Pound a la generación "beat" y Shakespeare.

"En Cervantes y Quevedo, Parra encontró una literatura más ceñida a la realidad, de un tono más coloquial y cotidiano, y también una literatura que no plantea la comicidad como algo indigno", apuntó.

Porque Wert quiso resaltar cómo el "antipoeta" encuentra, a través de la risa, una manera de hacer soportable "la crisis de valores del mundo moderno, de las angustias y la alienación que se respiran en los grandes centros urbanos".

"No es una risa despreocupada; es la risa de alguien que ha perdido su fe religiosa, ha perdido su esperanza en un cambio político y ha perdido hasta su capacidad de comunicarse con los demás, pero el simple hecho de reirse le sirve como antídoto para la angustia, como una afirmación desafiante de vida", refirió.

Al inicio de su discurso, Wert tuvo un "entrañable" recuerdo para el rey Juan Carlos, ausente de la ceremonia por encontrarse convaleciente de una operación de cadera, y para el poeta chileno Gonzalo Rojas, premio Cervantes en 2003 y de cuyo fallecimiento se cumple un año esta semana.

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