Petardo de "Zalduendo", se carga la corrida de más relumbrón de la feria

  • Bilbao.- Un petardo en toda regla de la ganadería de Zalduendo imposibilitó el lucimiento de la terna, cargándose así una de las tardes de más relumbrón de las Corridas Generales, hoy en Bilbao.

Bilbao.- Un petardo en toda regla de la ganadería de Zalduendo imposibilitó el lucimiento de la terna, cargándose así una de las tardes de más relumbrón de las Corridas Generales, hoy en Bilbao.

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros de Zalduendo y dos sobreros -primero y cuarto-, de Torrealta, desiguales y mal presentados. Corrida muy deslucida por mansa y sin fondo.

José Antonio "Morante de la Puebla": estocada caída (silencio); y media trasera (bronca).

Julián López "El Juli": pinchazo, estocada caída y descabello (palmas); y pinchazo y estocada (ovación tras aviso).

José María Manzanares: pinchazo y media (ovación tras aviso); y dos pinchazos y estocada (silencio).

En cuadrillas, saludaron en el quinto Emilio Fernández y Luis Blázquez, este último "tercero" de Manzanares, que "saltó" a este toro por cogida del "Niño de Leganés", y que volvió a desmonterarse en el sexto con Juan José Trujillo, quien puso los dos pares con más torería y arrestos de la feria. Y a caballo, picó bien al cuarto Aurelio Cruz.

En la enfermería fue atendido Luis García "Niño de Leganés" de "puntazo de cuatro centímetros en la cavidad maxilofacial derecha, pendiente de estudio radiológico y otra herida superficial que produce desgarro desde la axila derecha hasta el bíceps femoral. Pronóstico reservado", según el parte médico inicial.

La plaza rozó el lleno, con las únicas localidades vacías en las andanadas de sol, en tarde de nubes y claros, de viento a rachas que en ocasiones se notó en el ruedo y con un ligero sirimiri en el ecuador del festejo.

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FRACASO DE PRINCIPIO A FIN

Se veía venir el fracaso, condicionada la tarde por el juego de los toros, cuyos antecedentes esta temporada no podían ser peores.

La ganadería de Zalduendo ha tenido problemas en Algeciras, El Puerto de Santa María, Málaga, San Sebastián, Valencia y Alicante, las plazas más significativas donde ha lidiado este año. ¿Qué esperaban en Bilbao de estos toros?

Para empezar vinieron atacados de kilos y pobres de cara. El trapío es otra cosa, no haría falta decir tratándose además de una plaza que es santo y seña en lo que se refiere a presencia y seriedad del toro.

Y mucho peor que el escaparate fue el juego ofrecido. Blandos, tanto que el lote de "Morante" fue devuelto. Tiene guasa anunciarse con dos toros de una determinada ganadería y terminar matando los sobreros de otra divisa.

Los cuatro que finalmente se lidiaron, "rajaditos" y sin clase, apenas permitieron a los toreros estar en los detalles sueltos. Fracaso de principio a fin.

A "Morante" se le puede poner todas las pegas del mundo por su indolencia y falta de compromiso, pero a la vez le caben todas las disculpas por la falta de toros.

No se dio ninguna coba con el toro primero, que anduvo siempre a la defensiva, pues le costaba un mundo tomar los engaños y más todavía seguirlos.

El cuarto, de Torrealta como el anterior, era un tren de largo y alto. Pero sin pitones. Sin fuelle y sin "motor", mucho menos para mover una carrocería de nada menos que 622 kilos. Paradójico panorama.

"El Juli" quiso mucho toda la tarde. Sin embargo, no fue suficiente. Lanceó bien a la verónica a su primero antes de que blandeara y se viniera abajo en el caballo donde, dicho sea de paso, apenas se le castigó.

Se puso a torear el madrileño directamente por el pitón derecho, sin probaturas previas. Citándole en corto, llevándole muy tapado y en series de dos, a lo sumo tres y el de pecho, llegó a interesar por un momento. La faena, a pesar de todo, no llegaría a tomar vuelo.

Toro tardo y remiso también el quinto, al que hubo que torearle muy de uno en uno en una machacona y muy trabajada porfía. Un animal topón, sin clase, le costaba un mundo echarse para adelante. Queda a salvo la actitud del "Juli" por su insistencia, sólo por eso, sin más opción.

Manzanares tuvo el mérito de sujetar a su manso y huido primero, pendiente siempre de irse a tablas. Lo más notable de la faena, los primeros muletazos de tanteo. Lo demás, sólo aparente. Todo fue un tira y afloja a ver si el toro se decidía a ir.

El sexto, más de lo mismo, perdiendo las manos, se tragó algún que otro muletazo aislado mientras Manzanares pudo aprovecharle los viajes. Aquí se puso pesado el alicantino, y mal también con la espada.

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