Polémica por la puesta en venta de la casa del virrey Liniers en Argentina

  • Buenos Aires.- La puesta en venta de la casa del virrey Santiago de Liniers, clave en impedir las invasiones inglesas a Buenos Aires en el siglo XIX, ha desatado una polémica luego de que la ciudad desistiera de comprar ahora ese "monumento histórico" por "falta de fondos".

Buenos Aires.- La puesta en venta de la casa del virrey Santiago de Liniers, clave en impedir las invasiones inglesas a Buenos Aires en el siglo XIX, ha desatado una polémica luego de que la ciudad desistiera de comprar ahora ese "monumento histórico" por "falta de fondos".

La Alcaldía de Buenos Aires, en manos de la conservadora Propuesta Republicana, apunta a comprar la casa situada en el tradicional barrio de San Telmo el año próximo, mientras que los propietarios buscan quien les pague los 2,5 millones de dólares en los que han tasado el antiguo inmueble.

La decisión del municipio causa el rechazo de sectores de la oposición ante la posibilidad de que los ciudadanos "pierdan un lugar en el que se produjeron acontecimientos históricos muy importantes", como comentó a Efe la legisladora comunal Teresa Anchorena, de la Coalición Cívica.

La casa del virrey Liniers, propiedad de la familia Estrada, fundadora de la editorial homónima, es uno de los pocos antiguos inmuebles que se mantienen en pie en Buenos Aires y ha albergado varias exposiciones organizadas por el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi.

"Los dueños quieren que el comprador sea la ciudad por el valor cultural de la casa, y el interés del gobierno porteño por comprar la casa existe", aseguró el funcionario a Efe.

"Pero los fondos no están disponibles por las medidas de ajuste aplicadas este año" a raíz de la crisis internacional, explicó.

La vivienda de estilo colonial español de fines del siglo XVIII permanece ahora cerrada.

En su fachada hay una placa de 1935 con una leyenda que refleja las huellas de la historia: "La comisión nacional de homenaje a Don Santiago de Liniers, jefe de la gloriosa reconquista y heroica defensa de Buenos Aires".

"No es una cuestión de presupuesto, sino de gestión y de voluntad política, porque si el gobierno municipal vende las dos viviendas donde funciona el Instituto Histórico de Buenos Aires, puede perfectamente con ese dinero comprar la casa de Liniers, restaurarla y pagar la mudanza", insistió Anchorena.

La casa de Liniers, un militar francés que entre 1807 y 1809 se alzó con el cargo de virrey de la corona española en el antiguo Virreinato del Río de La Plata, fue declarada monumento histórico nacional en 1942.

En la antigua vivienda no quedan documentos del virrey galo, pero los Estrada conservan muebles históricos que estarían dispuestos a donar a la ciudad si se concreta la venta, según dijeron a Efe fuentes ligadas a la familia.

El año próximo se cumplirán 200 años del fusilamiento de Liniers, uno de los líderes en las denominadas Reconquista y Defensa de Buenos Aires que permitieron frustrar las invasiones inglesas de 1806 y 1807 a Buenos Aires.

La tradición popular sostiene que los porteños -españoles y sus descendientes- repelieron a los ingleses arrojándoles cántaros de agua o aceite hirviendo, aunque por entonces en Buenos Aires predominaban las casas de una sola planta.

Tal es el caso de la vivienda que ocupó Liniers, que fue donde se firmó la capitulación de William Carr Beresford, comandante de las tropas inglesas, al fracasar las invasiones que contaban con el apoyo de disidentes con la corona española, según los historiadores.

Lombardi señaló que la compra de la casa "se podría concretar el año próximo con fondos especiales de los festejos del bicentenario" de la revolución del 25 de mayo de 1810, que dio paso a la declaración de independencia de España en 1816.

Pero Anchorena remarcó que mientras tanto "existe el riesgo de que los ciudadanos pierdan definitivamente este monumento", pese a que la familia Estrada insiste en que su intención es vender la construcción al Estado.

Las negociaciones entre el gobierno local y los Estrada se ha prolongado durante dos años, durante los cuales la familia prestó la vivienda sin cargos para exposiciones y otros actos culturales.

De hecho, las autoridades porteñas planeaban mudar las áreas de Patrimonio, el Archivo y el Instituto Histórico de la ciudad a la casa, que linda con un edificio de unos 3.500 metros cuadrados que forma parte del mismo inmueble y donde funcionó la Editorial Estrada.

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