Qué papelón, pequeño Nicolás

El 'pequeño Nicolás' asegura que posee "material muy sensible que afecta a todas las instituciones del Estado"
El 'pequeño Nicolás' asegura que posee "material muy sensible que afecta a todas las instituciones del Estado"
Justino Sinova

Reproducimos el artículo íntegro que publica Teinteresa.es. La noche del sábado atendí en Telecinco las explicaciones que dabas sobre tu insólita aventura de mediador. En realidad, tus explicaciones no fueron tales. He empleado mal el sustantivo porque una explicación es la "revelación de la causa o motivo de algo" según la RAE y tú no revelaste ni causa ni motivo ni nada de nada. Hablaste mucho, sí, pero yéndote por las ramas sin pararte en lo sustancial, o sea, sin que respondieras, lo cual consiste, y vuelvo a acudir a la Academia, en "satisfacer a lo que se pregunta o propone". El único satisfecho de la experiencia (al margen de los responsables de la cadena si obtuvieron la audiencia que esperaban) fuiste tú, que posiblemente sumaste una buena ración de fama a la que ya tienes, pero no hubo satisfacción para los periodistas ni para los espectadores que buscaban la verdad.

Eché de menos una pregunta precisa, tajante y directa, "¿Quién te contrató, pequeño Nicolás", aunque dudo que la hubieras contestado. Habrías recurrido a tu verborrea, con la reiteración de tu protesta porque se te conozca con ese seudónimo mediático y no por tus nombres y apellidos, Francisco Nicolás Gómez Iglesias. Pero era la pregunta clave que interesaba aclarar, a partir de la cual podría abrirse un caso estupefaciente de negociación o una impostura formidable acompañada por una fabulosa dosis de tomadura de pelo. En todo caso, fueron tan vagas tus afirmaciones sobre cuestiones concretas, como las que has ofrecido al diario El Mundoen dos largas entregas, que hoy muchos están legitimados para concebir que el pequeño Nicolás es, con esa cara de niño, un experimentado embaucador.

Tengo que reconocer que eres un tipo hábil. La primera de tus destrezas que me asombran es tu capacidad para la puesta en escena. Con 20 años cumplidos, que es lo que declaras, te presentas en un estudio de televisión ante cuatro periodistas en hora de máxima audiencia y te comportas como si fueras un habitual artista de los platós. Te muestras sereno, hablas tranquilo sin un solo titubeo, no miras ni una vez a las cámaras, que es el resbalón habitual de los primerizos, te permites el lujo de hacer pausas y das la impresión de reflexionar, cosa que mucha gente no consigue ni después de mucho tiempo. O tú te has entrenado, en uno de esos cursillos que enseñan a hablar y a desenvolverse, o tienes un temple innato del que solo gozan unos pocos afortunados.

La maña que te das para proferir machadas inconcebibles como si anunciaras un hecho de lo más normal es para nota de sobresaliente. No puedo dejar de aludir de nuevo a tus 20 años, edad de la inexperiencia, cuando oigo y leo que afirmas que te "encargaron solucionar el problema que tiene España con Cataluña" y conseguir que "a Doña Cristina se la exculpe en el proceso judicial en el que está metida". Nada menos. O sea, que la Casa Real, el CNI, el Gobierno y no sé quién más han acudido a ti, al pequeño Nicolás, para resolver uno de los más graves problemas que le ha surgido a España por la obsesión acelerada de Artur Mas, con quien aún no nos has dicho cuándo negociaste, y para inmiscuirte en la acción de la justicia en uno de los más delicados casos que entienden hoy los tribunales.

No sé si no te das cuenta, pero decir esas necedades, que debes de suponer que a ti te encumbran, equivale a intentar echar paletadas de desprestigio sobre las instituciones. Yo supongo que ni el más rendido entusiasta que te haya surgido aceptará que el Gobierno, el Rey y el jefe de la Inteligencia se fijaron en ti para encontrar la solución a los problemas del Estado. La pregunta que hay que hacerte, en este punto, es por qué te empeñas en convencernos de que de pronto ha surgido un mago inesperado, además de inexperto, estudiante todavía, que además toma de pronto la decisión de exhibir, aunque velados por brumas retóricas, los secretos que le han encargado resolver. Es un comportamiento incoherente, que solo sirve si acaso para procurar una evanescente fama mediática.

Lo más serio que has provocado, pequeño Nicolás, es una ristra de rotundos desmentidos, que no solo especifican que cuentas mentiras sino también que no te conocen y que no te vieron donde dices que estuviste. Has puesto de acuerdo a la Casa Real, al Gobierno, al CNI, a la Comunidad de Madrid y ¡hasta a los negociadores del malogrado proyecto Eurovegas! Todo un logro, que convierte tu aventura en un papelón grotesco. Otra suerte te habría sonreído si hubieras invertido tu energía, tu arrojo y tu imaginación, que has demostrado tener, en un territorio ajeno al de la política. Te habrías forrado con algunas televisiones, ávidas de asombros y sobresaltos. Pero en lo que te has metido has chocado con altas instituciones y categóricas negativas. Y en la disyuntiva de creerles a ellas o a ti la inmensa mayoría no va a tener duda alguna.



Mostrar comentarios