Robert Wilson lleva a la mafia a Sevilla en "La ignorancia de la sangre"

  • Madrid.- Los lectores están acostumbrados a que la novela negra y policiaca venga de los bajos fondos de Inglaterra, Estados Unidos o los países nórdicos, pero el autor británico Robert Wilson da un giro y coloca a Sevilla como lugar idóneo para la mafia rusa, la droga o el terrorismo en "La ignorancia de la sangre".

Robert Wilson lleva a la mafia a Sevilla en "La ignorancia de la sangre"
Robert Wilson lleva a la mafia a Sevilla en "La ignorancia de la sangre"

Madrid.- Los lectores están acostumbrados a que la novela negra y policiaca venga de los bajos fondos de Inglaterra, Estados Unidos o los países nórdicos, pero el autor británico Robert Wilson da un giro y coloca a Sevilla como lugar idóneo para la mafia rusa, la droga o el terrorismo en "La ignorancia de la sangre".

Un libro con el que Wilson (Stanford,1957), prestigioso escritor de novela negra y una de las estrellas que estos días ha pasado por el festival Getafe Negro, de esta localidad madrileña, cierra su saga sobre la ciudad andaluza iniciada con "El ciego de Sevilla" y continuada con "Condenados al silencio" y "Los asesinados ocultos". Todas con el inspector sevillano Falcón a la cabeza y editadas por RBA.

"Llegué a Sevilla en bici en 1984 y me fascinó su forma de vivir -explica a Efe el autor. Tomé finos, fui a los toros, bailé. Estuve en la Semana Santa, en la Feria y quedé fascinado, pero luego volví, siendo ya escritor, e indagué en la periferia, y había lo mismo que en otros sitios o más: pobreza, mafias, drogas, prostitución...".

"Entonces -continúa- pensé que tenía el principal tema para el canon de la novela negra, la dicotomía entre apariencia y realidad".

Y es que "La ignorancia de la sangre" es un relato explosivo que comienza con la aparatosa muerte de un mafioso ruso que se dirige a Jerez de la Frontera, un hecho que abre el rastro hasta la mafia rusa que trabaja en la Costa del Sol, el terrorismo islámico, las redes de prostitución y el trafico de drogas.

Violencia, asesinatos, muertes, secuestros, intriga y mucha introspección psicológica son los ingredientes de esta novela, que enmarca a Sevilla como una ciudad fascinante y corrupta.

Para ello, Wilson ha dedicado, según relata, años de investigación hasta 2006, hablando con policías, con charlas interminables con la gente en las calles de los barrios conflictivos, con lecturas de periódicos, de revistas y de libros, y entre ellos, uno sobre los atentados del 11-M en Madrid.

Algo que le lleva a decir tímidamente que cree que, a pesar de que ETA no tuvo nada que ver en el atentado, "sí que sabía que se iba a cometer, porque conocían de dónde habían salido los explosivos y después mandaron pistas falsas a la policía para que creyera que podían haber sido ellos", matiza.

En cuanto a la corrupción en la Costa del Sol, Robert Wilson explica que, desde los años 70, los traficantes de armas árabes se instalaron en ella, "como los británicos, y que luego vinieron la mafia rusa, la turca, la colombiana con la coca, la italiana con la heroína.

Esto, dice el escritor, es sabido, como lo de Marbella, pero la mayor parte del PIB de Andalucía se debe al turismo, y a estas mafias les gusta la diversión, tienen las redes de prostitución, las drogas y luego el blanqueo del dinero", añade.

Pero Wilson asegura que él no es periodista ni policía, que es un autor de ficción y que solo usa lo mínimo de la investigación para su novela. "Me interesa la ficción y crear una realidad a partir de la lectura de esta ficción y darle una dimensión psicológica sobre los personajes y sus acciones", explica.

Admirador de los autores de novela negra norteamericanos como Raymond Chandler, James Ellroy y Ross Macdonald, entre otros, a Robert Wilson también le gusta Larsson y su Lisbeth Salander.

"Tener a una sociópata resolviendo el caso me parece algo extraordinario", recalca Wilson, para quien el éxito de la novela negra se debe a que la gente prefiere entender la complejidad del mundo y de las personas a través de las historias, más que de las realidades del periódico. La Humanidad siempre ha utilizado las historias para entender el mundo", concluye.

Mostrar comentarios