Ryan Reynolds: "Enterrado' me preparó psicológicamente para cualquier rodaje"

  • Mateo Sancho Cardiel.

Mateo Sancho Cardiel.

Madrid, 10 feb.- El actor canadiense Ryan Reynolds estrena hoy en España "El invitado", una cinta de acción con mensaje amargo que protagoniza con Denzel Washington en Ciudad del Cabo, y cuyo rodaje fue convencional en comparación con "Enterrado", que le mantuvo diecisiete días encerrado en un ataúd.

"'Buried (Enterrado) me preparó psicológicamente para cualquier rodaje. Sólo eran diecisiete días y pensé que era el rodaje más corto de mi carrera, pero luego fueron como tres años de dolor", rememora el actor sobre su experiencia en la cinta con Rodrigo Cortés. Quizá por el trauma, ya no recuerda el poco español que aprendió.

"Es impresionante cómo las palabras huyen de tu mente. Cuando rodé 'Enterrado' más o menos me defendía, pero ahora no. Soy canadiense, así que se me da mejor el francés", bromea en una entrevista con varios medios españoles.

Reynolds vuelve a España después de aquel rodaje en Barcelona y tras presentar "Linterna verde" en verano, para hablar de "El invitado", una cinta de acción con mensaje que dibuja mediante espectaculares persecuciones por Ciudad del Cabo una trama de corrupción en el corazón de la CIA.

Dirigida por el sueco de origen chileno Daniel Espinosa, "El invitado" es "una película donde hay tiros, persecuciones de coches y choques, más cercana al entretenimiento, pero quien quiera encontrar reflexión la puede encontrar", asegura.

El juego del gato y el ratón entre el joven agente que él interpreta y el radical prófugo al que da vida Denzel Washington traza una curiosa sensación: "Mi personaje ve en el de Denzel su futuro y Denzel ve en el mío su pasado. Y a ninguno de los dos les gusta lo que ven", resume.

Después de tantas películas de espías marcadas por lo heroico, "El invitado" tiende a la desmitificación, cuando no al desmantelamiento de la propia CIA. "Cuando hablé con varios agentes me di cuenta de que no es nada glamouroso. Los que trabajan allí tienen que ser moralmente muy flexibles y mentir a la gente que quieren", asegura.

Y su personaje se estrella contra esa idealización de la profesión. "Quiere ser una especie de James Bond y su sueño se cumple hasta en las peores consecuencias", explica.

Ahí es cuando nace el conflicto de la película: el careo de valores entre dos polos presuntamente opuestos. "La película muestra que el bien y el mal conviven de una manera más orgánica de lo que creemos. Y lo malo se puede convertir en bueno y lo bueno en malo", asegura.

Sin embargo, solo puede hablar bien de su compañero de reparto. "Todo el mundo parece preocupado por el choque de egos cuando dos actores comparten protagonismo, pero no me incomoda decir que yo soy muy inexperto en comparación con Denzel Washington", afirma.

"No puedo evitar ponerme en un modo de aprendizaje respecto a él y lo interesante de Denzel es que tampoco deja de aprender nunca. Está en un continuo proceso de formación, que es lo que le hace cada vez más grande", asegura.

Esa humildad la aplica a su propia trayectoria como actor, hasta ahora marcada por películas de corte más comercial, como "La proposición".

"Me encanta formar parte del mundo del cine y trabajar con determinada gente, y aunque nunca me han dado un premio, no es mi objetivo conseguirlos. Me siento satisfecho por ser de ese uno por ciento que puede vivir de su trabajo como actor. Es una cuestión de prioridades, supongo", asegura.

"Yo simplemente espero tener una carrera larga, pero el Óscar... quizá 'Linterna verde' tenga suerte este año", bromea.

"Ahora, el negocio de las estrellas de cine es más el de las películas-evento. La generación de Denzel Washington, en cambio, hacía un cine que les convertía en personajes icónicos", asegura.

Con prestigio o sin él, después de no moverse del ataúd en "Enterrado", de ser un superhéroe en "Linterna verde" y de despilfarrar adrenalina en "El invitado", solo pide que "la próxima película sea pequeña y más sosegada".

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