Sampedro pidió ver el mar antes de morir

  • Carmen Sigüenza.

Carmen Sigüenza.

Madrid, 9 abr.- Olga Lucas, la viuda de José Luis Sampedro, no es muy dada a hacer declaraciones públicas pero hoy sí ha querido hacer participe a todos los seguidores y admiradores del escritor fallecido, que son legión, sus últimos años y horas con él. "Han sido 17 años de paz, armonía y bienestar", dice.

"Todavía tengo que asimilarlo porque parece que está aquí", asegura Lucas a Efe por teléfono y desvela que el viejo profesor le pidió "que quería ver el mar antes de morir y lo llevé a Denia".

"Más adelante me pondré a agradecer los miles de correos, llamadas y toda clase de mensajes que hemos recibido de tanta gente - precisa-, pero quiero hablar ahora porque todos sus seguidores, que son legión, se lo merecen. En cierta manera, alguno puede pensar que se les ha hurtado el último adiós, pero tienen que entender que José Luis se ha querido ir sin ruido".

Los restos del escritor, académico y economista, que falleció a los 96 años en la madrugada del domingo al lunes en su casa de Madrid, han sido incinerados esta mañana, como él quería, y todavía, según su compañera, la poeta y traductora Olga Lucas, no se ha decidido dónde serán depositadas.

"Todavía no lo hemos hablado. También está su hija y su nieto y lo hablaremos, pero eso ahora no me preocupa. Él no dejó instrucciones concretas. Unas veces decía en Tenerife, otras en Aranjuez, cambió muchas veces opinión", añade.

La viuda del escritor ha recordado que Sampedro murió muy plácidamente y que pasó de "un sueño a otro".

"Llevaba una semana muy malito -subraya-. Pero desde el verano que tuvo un problema cardiorespiratorio dio un bajón muy grande. En marzo, me pidió que quería ver el mar antes de morir y lo lleve a Denia, al Hotel 'Los Ángeles', donde estuvimos muy bien y pensábamos quedarnos hasta Semana Santa, pero se puso peor y nos vinimos rápidamente a Madrid".

"Y ya nos dijo su médico -continúa- que creía que era irreversible. En realidad, solo pasó una semana mala, porque al final estaba muy adormilado".

"Muy adormilado, pero el último día, el domingo -matiza-, como no quería comer nada, a mi sobrino se le ocurrió decirle que si le apetecía un Campari, que siempre le ha gustado mucho, y dijo que sí. Se lo preparamos muy granizado -aclara- y se lo tomó como un niño y nos dijo: 'Ahora me empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos'. Luego se volvió a dormir: durmió doce horas más y ya no despertó".

Olga Lucas (Toulouse, 1947) conoció a Sampedro a finales de los 90 en un balneario y desde entonces no se han separado. Ahora tiene que ordenar su vida, sus papeles y su mundo, aunque asegura que el escritor no ha dejado ningún texto preparado.

"En los últimos meses quería preparar unos textos para dictarme y que los recompusiera, pero al final no ha sido así. Él, además, tenía un sistema de trabajo complejo con muchas notas y flechas y dudo mucho que pueda reconstruir ni yo ni nadie esos pequeños papeles", añade.

Lucas también recuerda cómo en los últimos tiempos se enfadaba mucho con la situación política y social del país.

"Decía que se iban a cargar en un año lo que costó construir más de 30. Y se sentía muy afectado por todos los recortes en educación y sanidad. Vivía la situación de la universidad muy en primera persona. Sentía gran preocupación por las medidas neoliberales, que no le gustaban nada", concluye.

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