Sarah Illenberger. Nada es lo que parece

  • Corazones de lana, bocadillos de madera y una granada que, a pesar de ser un fruto, podría explotar de un momento a otro. En el mundo de la diseñadora e ilustradora alemana Sarah Illenberger todo es posible. Se trata sólo de darle un giro a la realidad y de digitalizar lo artesanal.

¿Puede un trozo de madera ser irónico o un fruto maduro ser peligroso? En la realidad seguro que no, pero en el mundo de Sarah Illenberger sí: es posible esto y más. Nacida en Munich en 1976, Sarah Illenberger es ilustradora, diseñadora, artesana y fotógrafa. Nada más y nada menos.

Su trabajo ha llamado la atención de clientes como Nike y Smart y ha aparecido en publicaciones tan destacadas como Wallpaper, el New York Times y Time Magazine. En estos días, algunas de sus piezas se exponen en Berlín en el Espacio Gestalten en el marco de su primera monográfica cuyo título es Good Weather2013 buen tiempo 2013 y cuyo cartel enseña una sandía-nube y una lluvia de pepitas. Más que el cartel de una muestra, una tarjeta de visita.

'Me gustan las contradicciones y las sorpresas. La imagen Meloncholy (una mezcla entre melón y melancolía) en la invitación y el cartel representan un poco dos opuestos. Me gusta darle un giro a la realidad' afirma Sarah Illenberger a cuyo trabajo la editorial alemana Gestalten también dedica un libro: un carrusel de imágenes en las que nada es lo que parece y los materiales más simples 2013 como el papel, las pilas y sobre todo la fruta y las hortalizas 2013 albergan ideas complejas y dan forma a un imaginario visual de los más refinados.

Artesanía digital

Corazones de lana, brotes de soja que trazan las líneas de unas trompas de Falopio y una granada que juega con su doble acepción. 'Los materiales siempre se ubican en el contexto en función del contenido y del significado de la imagen. El corazón de lana representa el debilitamiento de nuestra sociedad, los brotes de soja son aparentemente útiles para los órganos reproductivos femeninos y la granada como arma juega con la palabra misma. El juego es un elemento repetitivo en mi trabajo' explica Sarah Illenberger.

'Me encanta la forma y el color de los alimentos. Crear tal perfección va más allá de lo que está en poder de un diseñador. Me gusta utilizar la comida de la misma manera que los materiales comunes como el papel y corto la comida como si estuviera cortando un pedazo de fieltro'.

Como se lee en la introducción del libro de Gestalten, fue cuando estudiaba diseño gráfico en el Central Saint Martins College de Londres que Sarah Illenberger se dio de que era más fácil para ella realizar a mano el objeto de sus imágenes, en vez de diseñarlas en el ordenador. Entonces decidió abandonar el campo del arte digital y optar por un enfoque low-tech y por una peculiar forma de artesanía digital.

'La diferencia entre lo digital y lo artesanal es que lo digital no es táctil mientras que lo artesanal sí lo es. Creo que lo que hago es digitalizar la artesanía y esto hace que uno puede 'sentir' el material a pesar de que se trate de una fotografía'.

Alessia Cisternino
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