Sinceridad y entrega de Ferrera, que corta cuatro orejas en seis "victorinos"

  • Cuatro orejas en seis toros de Victorino Martín fue el balance de Antonio Ferrera hoy en "su" plaza de Badajoz, un gesto valorado y premiado por su sinceridad y entrega a lo largo de toda la tarde.

Juan Miguel Núñez

Badajoz (España), 24 jun.- Cuatro orejas en seis toros de Victorino Martín fue el balance de Antonio Ferrera hoy en "su" plaza de Badajoz, un gesto valorado y premiado por su sinceridad y entrega a lo largo de toda la tarde.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Victorino Martín, bien presentados y de juego variado. Los mejores, primero y segundo; más complicados, tercero y sexto; cuarto y quinto "se dejaron" aún también con algunas complicaciones.

Antonio Ferrera, que actuó en solitario, obtuvo el siguiente balance: pinchazo y estocada (oreja); dos pinchazos y estocada (ovación); estocada (oreja); estocada fulminante (oreja con fuerte petición de la segunda y abucheo "al palco" por denegarla); estocada caída (gran ovación tras petición de nuevo con pitos a la presidencia); y pinchazo, estocada y descabello (oreja tras aviso).

La plaza tuvo casi tres cuartos de entrada en tarde de calor asfixiante.

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LA PLAZA Y LA GANADERÍA, CLAVES EN EL TRIUNFO

Ferrera acertó en su apuesta, desde la elección de la plaza, ante sus paisanos, y hasta de la misma ganadería. El gesto de matar seis toros, siendo "victorinos", siempre se valora más. Por eso el tendido estuvo todavía más entregado, mientras el torero no se reservó lo más mínimo. Desde el principio, en cada toro, Ferrera salió a darlos todo.

Al final cuatro orejas, que pudieron ser siete si el presidente atiende la doble petición en el cuarto y una petición también más que suficiente en el quinto.

Aunque lo más trascendente de la tarde no tuvo pañuelos al final porque falló la espada. Fue en el segundo, el mejor toro del envío. Y la mejor faena con diferencia. Una labor muy compacta, templada y con gusto en los tercios de capote y muleta, aunque no se puede decir lo mismo en banderillas, pues anduvo fallón en los tres pares.

Lances muy bonitos en el recibo. Y faena de muleta de mucha calidad desde la apertura por bajo. En lo fundamental, sobre todo en el toreo sobre la izquierda, hubo muy buena expresión, por la despaciosidad, la estética y el ritmo.

Faena a más, como ocurre con las cosas grandes en el toreo, con un final también muy a modo a base de "alegrías" por abajo. La pena es que no mató bien, de modo que de las dos orejas que tenía seguras al final recogió sólo una ovación.

Ya había cortado Ferrera el primer apéndice en el toro que abría plaza, al que lanceó igualmente con buena compostura lo mismo en el recibo que en el quite. El toro noble, facilón, obligó al torero a poner la chispa.

Al complicado tercero, la única manera de pegarle pases era en lucha a brazo partido. Y así estuvo Ferrera, con una apuesta sería, de entrega y valor para superar tantas dificultades del astado, que se volvía en un palmo.

El cuarto, el más toro del envío, muy cuajado, también resultó incómodo, sin ritmo en la embestida. A las medias y espaciadas arrancadas aplicó Ferrera medios pases. La muerte rápida del animal hizo que la gente se entusiasmara en la petición del segundo trofeo, aunque el presidente sacó sólo un pañuelo.

El quinto tomaba los engaños un punto frenado, no obstante el toreo "le empujó" siempre hacia adelante. Trasteo porfión de muletazos sueltos, de mucho mérito. Otra vez estocada a la primera y petición con pañuelos más que suficientes que el presidente no atendió.

En el sexto Ferrera se fue a chiqueros para instrumentar una larga cambiada a la que siguieron lances con mucho arrebato. El toro colaboró menos en la muleta, echando la cara arriba en los remates. Y el hombre apostó por lo más fácil y efectivo, sin entrar en profundidades, al fin y al cabo pegando pases a su manera.

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