Soy el secretario en Facebook de Ken Follett y Stephen King

  • Las editoriales profesionalizan la identidad 2.0 de sus escritores, mientras los expertos vaticinan que muy pronto los autores deberán pagar al editor por los servicios de los community manager.
lainformacion.com

Los apenas 2.000 fans de Ken Follett de su Facebook en inglés conversan con el creador de “Los pilares de la Tierra”. Follett les cuenta en su Muro que tocará el bajo como artista invitado -una de las pasiones del escritor- justo el próximo sábado en un concierto. “A 13 personas le gusta esto”, reza el listado de comentarios.

Sin embargo, en España, su legión de fans es más numerosa, pues suma 10.000 veces más amigos que en la versión original inglesa. El autor de “La caída de los gigantes” roza los 25.000 fans. Es el resultado del trabajo online de su secretario en Facebook.

O dicho de una manera menos peyorativa, es la gestión eficaz y profesional de un equipo de community managers que trabaja en la estrategia 2.0 del grupo que edita las novelas de Follett en España.

“Actuamos en tres direcciones. Al autor con presencia en Facebook, lo asesoramos profesionalmente. Si el escritor carece de ella, se la creamos y le enseñamos a usarla adecuadamente. En caso de que no pueda gestionarla por falta de interés o tiempo, entramos como community managers”, explica Christian Verdú, community manager de Random House Mondadori (RHM).

“Lo importante es que cada página tenga la voz del autor y se adapte al público de Facebook, que no sólo demanda información de presentaciones de libros y lanzamientos, sino conversación, comentarios y contenidos virales”, añade Verdú.

Detrás de la página facebook/kenfollettSpain, por tanto, existe una acción profesionalizada, frente a la labor personal de la versión inglesa.

Avatar de Stephen King

Los gestores de redes sociales de RHM no sólo amenizan el perfil de Ken Follett, sino que también actúan en Facebook en nombre de Stephen King, por ejemplo, o de escritores superventas españoles como Julia Navarro (“La hermandad de la sábana santa”) o Idelfonso Falcones (“La catedral del mar”).

Así, las grandes editoriales apuestan por la conversación 2.0, pero bajo la premisa de la rentabilidad. Son los escritores superventas los que más ingresos prometen y, por ello, hacia los que más inversiones en redes sociales se destinan.

“Otros autores como Paloma Bravo (“La novia de papá”) o Joseph Gelinek (“Morir a los 27”), usan personalmente su Facebook para crear red, debate o concursos que premian la fidelidad de sus fans”, aseguran desde RHM.

Pagar a la editorial por avatares 2.0

Mientras los community manager complementan la promoción de libros y autores, los expertos avisan de que, tarde o temprano, las editoriales cobrarán por dichos servicios aún gratuitos para el escritor.

“Dentro de muy poco, las editoriales tendrán que rentabilizar la gestión de community manager y no sólo con ventas de libros. Bastante tiene el autor con su obra para también alimentar su Facebook. El escritor tendrá que subcontratar esa identidad 2.0”, afirma Javier Celaya, cofundador del grupo Dosdoce.com.

“No es descabellado pensar que las editoriales negociarán con los autores este gasto. Si el escritor cobra el 10% del precio de venta del libro, quizás las editoriales les ofrezcan ser sus community managers a cambio de un 2% de este porcentaje, hasta rebajar al 8% el contrato de derechos de explotación”, pronostica Celaya.

Este experto también sugiere que la presencia en las redes sociales se complemente con acciones que redirijan a los lectores hacia otros canales de ventas, de comunidad, o hacia portales multiescritor.

“¿Cuántos de tus 80.000 amigos comentan en tu Facebook? El número de fans es irrelevante. Sí lo es la conversión hacia canales de venta de libros, microsites de autor o portales verticales de obra o de varios escritores del catálogo. ¿Qué ocurre cuando un lector termina una novela? Hay que darle nuevos incentivos”, apostilla Celaya.

Transparencia en Facebook

Quizás a los lectores poco duchos en las redes sociales les sorprenda que su autor favorito no es el que le está contestando en Facebook, pero lo cierto es que muchos seguidores saben que no es más que un avatar. Lo importante, dicen las fuentes consultadas, es que tengan una comunidad virtual en la que reunirse.

Aunque no estaría de más que existiera cierta transparencia al respecto. Los lectores deberían saber si es el propio autor o es un responsable de comunidad quien gestiona la red social a la que se une, para que no todos los perfiles profesionales se metan en el mismo saco del oscurantismo.

Una de las excepciones que incumple la norma general es Arturo Pérez-Reverte, uno de los escritores más activos en su gestión personal de Twitter.

“Dijo Unamuno que cuando en España se habla públicamente de honor, un hombre sencillamente honrado debe echarse a temblar”, responde el autor de “El asedio” a @inort7 desde su Twitter, perfil que suma casi 80.000 seguidores.

En cambio, en su Facebook, los 35.993 amigos de Pérez-Reverte pueden leer un pequeño texto de aviso, justo en la parte izquierda del menú, debajo de su foto.

“Actualidad de la página oficial (…). Además, reproducimos los textos que Arturo escribe en http://twitter.com/perezreverte”.

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