Steve Earle reúne vivencias, a JFK y Hank Williams en su debut como escritor

  • Después de más de una decena de discos de estudio, el cantautor estadounidense Steve Earle debuta como escritor con una novela sobre "redención" que suena a Hank Williams y que está escrita a partir de momentos vividos en primera persona, como la visita de JFK a San Antonio una semana antes de morir.

Javier Herrero

Madrid, 12 oct.- Después de más de una decena de discos de estudio, el cantautor estadounidense Steve Earle debuta como escritor con una novela sobre "redención" que suena a Hank Williams y que está escrita a partir de momentos vividos en primera persona, como la visita de JFK a San Antonio una semana antes de morir.

"No saldré vivo de este mundo" (El Aleph) está protagonizada por un médico desamparado, sin licencia y drogadicto, de nombre Doc Ebersole, cuyo sustrato moral y biográfico bebe profundamente también de un personaje real, el propio Earle, según confiesa en una entrevista con Efe. "Él soy básicamente yo", comenta.

Para darle forma, el músico se inspiró en un personaje entre mítico e histórico que siempre había atraído su atención: Horace Raphol "Toby" Marshall, un exconvicto y falso médico que trató hasta su muerte a uno de sus referentes musicales, el famoso autor de música country Hank Williams, fallecido en 1953.

En la acción, que se desarrolla diez años después, el fantasma del propio Williams se convierte en un personaje más de la ficción, un mecanismo que Earle atribuye a la influencia que en su vida ha tenido el "realismo mágico" de la literatura en castellano.

El que fuera intérprete de "I'm so lonesome I could cry" se comporta durante los cuelgues de Ebersole como una especie de serpiente del paraíso, tentando al protagonista hacia el lado oscuro y arrastrándolo hacia el desamparo, en el que habita al inicio de la novela.

"Desamparo, que no soledad", apunta Earle en estas páginas. La precisión con la que distingue esa sensación de deshaucio social y personal no es fortuita. También en este caso responde que él mismo experimentó en carne esa emoción en los inicios de su carrera.

De la misma forma, de primera mano, vivió la visita de John Fitzgerald Kennedy y su aún más carismática mujer, Jackie, a San Antonio, la ciudad natal del autor y lugar donde, en sus coordenadas más inhóspitas, se desarrolla "No saldré vivo de este mundo".

"Todas las mujeres del público presenciaron esto y hasta la última de ellas quedó convencida de ser la destinataria de la sonrisa, y todos su corazones se fundieron en uno solo", relata Earle sobre el impacto que provocó en sus habitantes la visita de Jacqueline Kennedy y de su marido, el malogrado presidente estadounidense, que murió asesinado una semana después en Dallas.

"No saldré vivo de este mundo" se abre paso también a través del infierno de las drogas, del drama de la inmigración ilegal y de la crisis perpetua en que se convierte la vida de una larga colección de personajes marginales que "un día habían levantado la vista y habían vislumbrado el destello de algo reluciente que no se podían permitir".

Pero, sobre todo, trata sobre el poder de la "redención, no sobre el remordimiento", precisa Earle, quien trabaja actualmente en su próximo disco, que será publicado a principios del próximo año y que sucederá a "I'll Never Get Out of This World Alive" (2011), álbum del mismo título que esta novela y que la famosa canción de Hank Williams.

Y es que su obra, que es inevitablemente musical de la misma forma que su música posee eso que Patti Smith llama "energía cinematográfica", no puede evitar salpicarlo todo de reflexiones de melómano.

"A Hank no le importa ir en coche cuando no le duele la espalda: los enormes neumáticos tragando millas y los latigazos de los limpiaparabrisas. De ahí vinieron precisamente sus mejores canciones, de ese ritmo de la carretera", escribe en la obra.

"Sí, mis mejores temas también vienen de ahí y ahora viajo mucho en autobús", concluye Earle.

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