Un herido, una mala espada y una oreja

  • Valencia.- El diestro Rubén Pinar cortó la única oreja del festejo, hoy en Valencia, una corrida en la que "El Cid" malogró una buena faena con la espada y en la que Daniel Luque acabó en la enfermería herido "menos grave".

Un herido, una mala espada y una oreja
Un herido, una mala espada y una oreja

Valencia.- El diestro Rubén Pinar cortó la única oreja del festejo, hoy en Valencia, una corrida en la que "El Cid" malogró una buena faena con la espada y en la que Daniel Luque acabó en la enfermería herido "menos grave".

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Alcurrucén, bien presentados aunque con desigualdades entre ellos, que mansearon en el caballo y "se dejaron" en distinto grado en la muleta. Los mejores, primero, cuarto y quinto.

Manuel Jesús "El Cid": estocada casi entera y cinco descabellos (silencio tras aviso); pinchazo y estocada corta (gran ovación tras aviso); y estocada (silencio).

Daniel Luque: estocada y dos descabellos (aviso y gran ovación mientras pasaba por su propio pie a la enfermería).

Rubén Pinar: pinchazo, otro hondo, estocada casi entera y descabello (silencio tras aviso); y estocada (oreja).

En la enfermería fue atendido Daniel Luque de "herida en la cara antero interna tibial de la pierna derecha de ocho centímetros que desgarra el músculo tibial. Pronóstico menos grave. Trasladado a la Clínica Casa de la Salud".

La plaza tuvo tres cuartos de entrada en tarde soleada y progresivamente fría.

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TARDE DE MATICES

Ni mucho menos fue corrida para tirar cohetes, aunque tras doblar el último toro daba la sensación de que hubo oportunidades varias.

Al "Cid" le falló la espada después de cuajar bien un toro. Luque terminó herido cuando estaba a punto también de redondear el triunfo. El mejor parado, Pinar, se llevó la única oreja de la tarde, en el quinto, por una faena de mucho tesón.

Tampoco vale este análisis global como definición última de la corrida, pues fue una tarde con muchos argumentos indistintamente a favor y en contra, y es obligado por tanto entrar en matices.

"El Cid" comenzó con cierta inseguridad frente al que abrió plaza. Lances de latiguillo, como con prisas para que pasara el toro. Muletazos con el engaño retrasado, y despegado, embarullándose más de la cuenta hasta perder varias veces la colocación. Este toro no tuvo mala condición. Por tanto, al debe del torero

Todo lo contrario estuvo el de Salteras frente al cuarto, toro que manseó de salida pero que iría a más en la muleta. Aquí "El Cid" anduvo con mucha firmeza. Una actitud bien distinta.

Muy resuelto y con despaciosidad, las primeras series por la derecha fueron de categoría. La figura muy asentada también en el toreo al natural ya en el último tramo. Y "cositas" a base de remates por abajo, con torería.

Estaba a punto de cortar una oreja, o quién sabe si le hubieran pedido las dos, cuando se interpuso un pinchazo, del que salió con un corte en la cara posiblemente al golpearse con la espada. Sonó un aviso y aunque el toro cayó en el siguiente intento, ya estaba frío el ambiente. Gran ovación, sin embargo, insuficiente para los méritos de la faena.

Después de haber estado en la enfermería para asegurarse de que el porrazo no tenía mayores consecuencias, salió "El Cid" a hacerse cargo del último, un toro que humillaba, no obstante moviéndose con brusquedad. Toro reservón y mirón, muy incierto, transmitía inseguridad. Aquí el esfuerzo de "El Cid" fue más bien aparente.

Luque también entre las dos orillas. Sus lances a la verónica, tan rápidos, parecían despreciar el encuentro. El toro como buen manso, rebotado de caballo a caballo, suelto en tres encuentros. Y aún distraído el animal, llevándole a media altura, terminó Luque afianzándose con la muleta.

Muchos pases, unos mejores que otros. En el inicio de uno de pecho, la cornada. No llegó a perder la verticalidad pero estaba herido, sangrando por debajo de la rodilla. No quiso torniquete Luque, permaneciendo en el ruedo hasta montar la espada. Visiblemente mermado de facultades, de poco sirvió el esfuerzo.

Pinar se justificó asimismo en su lote. El tercero, el más manso del envío, le obligó a estar acelerado, en ocasiones también despegado y con la suerte descargada. Punteaba el toro, que iba dando cabezazos. Tampoco estuvo fino Pinar con la espada.

Pero llegó a tiempo Pinar de sacarse la espina en el quinto, otro toro para poner a prueba muchas cosas que luce este torero en positivo. Por ejemplo, el oficio. Y la decisión. Con tanto amor propio en la cara del toro la conexión con el tendido es mayor.

De Pinar, en este toro, vale decir que "a su manera" estuvo bien. Hasta se pegó un "arrimón" final. Y con el corolario de una contundente estocada, premio. Una oreja para que su apoderado pueda seguir luchando en los despachos.

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