Un Otello de excelencia con Kunde y Mehta, con aplausos para la Reina

  • La versión de "Otello", la ópera de Verdi representada hoy en el Palau de les Arts de Valencia para inaugurar el Festival del Mediterrani, ha sorprendido por la excelencia tanto del tenor Gregory Kunde, en el papel protagonista, como de Zubin Mehta, como director musical.

Valencia, 1 jun.- La versión de "Otello", la ópera de Verdi representada hoy en el Palau de les Arts de Valencia para inaugurar el Festival del Mediterrani, ha sorprendido por la excelencia tanto del tenor Gregory Kunde, en el papel protagonista, como de Zubin Mehta, como director musical.

La reina doña Sofía, que ha recibido aplausos a la llegada y al acceder al palco principal, ha presidido la apertura de esta sexta edición, de un festival que ha sufrido la poda de la crisis económica y lo ha dejado con la representación de una sola ópera.

El gran triunfador de la noche fue el tenor norteamericano Gregory Kunde, que encarnó un Otello de voz poderosa y hermosa, con un fraseo que rayó casi en la perfección, en un papel muy exigente en lo vocal y por una continua presencia en escena.

Fue un Otello valiente y enamorado, pero atormentado por la duda y la desconfianza, incapaz de discernir entre la fidelidad de Desdémona, su mujer, y la deslealtad de Yago, su alférez.

En la dirección musical, Zubin Mehta fue un maestro de la psicología al dosificar con sabiduría los momentos triunfales, los pasajes de amor, las intrigas, la crueldad de los celos y la fatalidad del destino.

La Orquestra de la Comunitat Valenciana sonó como en sus mejores momentos, exultante por momentos y delicado en otros, con un coro de la Generalitat que dio ánima al pueblo chipriota, testigo de este drama psicológico.

Basada en la obra homónima de Wiliam Shakespeare, Otello podría contemplarse hoy bajo el prisma de la violencia machista, aunque la obra va mucho más allá al combinar otros elementos como la intriga, la ambición y la lucha por el poder, temas todos ellos que también tienen su grado de actualidad.

Sobresaliente fue también la actuación de Carlos Álvarez, espléndido de voz, que ha demostrado que su recuperación es total y que se encuentra en un momento mágico de su trayectoria. Emocionado, agradeció al público los "bravos" y el calor de los aplausos.

El barítono malagueño interpretó a Yago, un personaje vil, malvado y lleno de odio, que provoca en Otello las sospechas de infidelidad de su esposa. Él es quien, con el pañuelo de Desdémona, urde la prueba del pecado de amor.

No se quedó atrás la soprano italiana María Agresta, una Desdémona inocente, fiel y enamorada, que desconoce cual ha sido su falta para ser maltratada por su marido. "Mi pecado es amar y por eso muero", afirmará antes de morir.

Los otros comprimarios hicieron bien su papel: el argentino Marcelo Puente fue Cassio, un juguete en manos de Yago, mientras que la mezzosoprano Cristina Faus fue Emilia, la fiel acompañante que no dudará en enfrentarse a su propio marido (Yago) para dejar al descubierto su conspiración.

David Livermore, como responsable de la dirección de escena y de la escenografía, presentó un montaje polivalente para los cuatro actos de la ópera: un escenario circular, con una plataforma móvil en el centro y un anillo como cúpula superior.

Con estos elementos, y con la ayuda de videocreaciones y hologramas, ambientó tanto las escenas marinas como el jardín del palacio. Se sirvió también de una iluminación en rojo y de las ramas desnudas de un árbol para describir el nacimiento de los celos.

En el palco presidencial y junto a la reina Sofía estuvieron el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra; el ministro de Educación. Cultura y Deporte, José Ignacio Wert; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y los cosellers José Císcar y María José Catalá.

En el exterior del recinto, los trabajadores del Palau de les Arts volvieron a protagonizar una protesta antes del inicio de la función para pedir la consolidación del proyecto cultural ante los recortes puestos en marcha por la Generalitat.

Con una pancarta en la que se podía leer "sin nuestro trabajo, no hay cultura", los trabajadores han pedido también un mayor apoyo económico del Gobierno central, como el que tienen el Teatro Real de Madrid, el Liceo de Barcelona o la Maestranza de Sevilla.

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