Una novela muestra el ostracismo sufrido por uno de los "padres" de Batman

  • Al muy justiciero Batman no le hubiera gustado nada el ostracismo en el que su "padre", el dibujante Bob Kane, mantuvo siempre a Bill Finger, cocreador del personaje, para quedarse con toda la gloria (y "royalties"), unos hechos con los que David Hernando ha elaborado un revelador estudio novelado.

Sergio Andreu

Barcelona, 18 may.- Al muy justiciero Batman no le hubiera gustado nada el ostracismo en el que su "padre", el dibujante Bob Kane, mantuvo siempre a Bill Finger, cocreador del personaje, para quedarse con toda la gloria (y "royalties"), unos hechos con los que David Hernando ha elaborado un revelador estudio novelado.

Que Kane era un hombre ambicioso obsesionado con la fama y el reconocimiento se sabía desde hace décadas, pero "Batman, serenata nocturna" (Planeta), un relato sobre la creación del Caballero Oscuro apoyado en entrevistas y conversaciones a personas de su círculo, muestra un ser mezquino que levantó una red de triquiñuelas legales para que Finger siguiera siempre en la sombra y su nombre no apareciera en los créditos.

Y vaya si lo consiguió. Finger, para muchos uno de los mejores guionistas de la historia del cómic, murió pobre en 1974, a pesar de que de su cabeza habían salido algunas de los elementos clave de las historietas del hombre murciélago, desde el nombre tras el que se oculta, el millonario Bruce Wayne, la ciudad de Gotham, el batmóvil, el Pingüino...

"Incluso, la idea que da pie a que el personaje de Batman se convierta en un justiciero: que sus padres murieran asesinados siendo él niño. Casi se puede decir que el alma y el corazón de Batman son de Finger", comenta el autor y crítico.

David Hernando ha aprovechado el Salón del Cómic de Barcelona, que hoy se clausura y donde se ha rendido homenaje a Batman por sus 75 años de vida, para presentar esta novela, que cuenta con una introducción de Roy Thomas, editor y escritor de DC Cómics y Marvel.

"La historia de Finger es un secreto a voces. Pensé que había un relato que contar en forma de novela, y me puse en contacto con su nieta (Athena), a la que le pareció bien porque el libro serviría para poner de relieve ante los seguidores de Batman el trabajo de su abuelo", comenta el autor en una entrevista a Efe.

Finger, que tras la depresión del 29 trabajaba como zapatero, tenía una única obsesión: poder escribir y vivir de ello. Cuando su entonces amigo Bob Kane, con el que colaboraba de vez en cuando y que estaba en contacto con DC Cómics, le ofreció que le ayudara en la gestación de un nuevo superhéroe que compitiera con el exitoso Superman, vio la salida a sus pretensiones literarias.

El guionista aceptó, pero dejó todo los asuntos legales en manos del ambicioso Kane, que firmó un contrato con DC en el que solo él aparecía como creador. Aquel documento sería el origen del ninguneo de Finger durante las siguientes décadas.

"Kane era un tipo muy adelantado a su tiempo en cuanto a visión de negocios. Aunque nadie podía pensar en lo que Batman llegaría a ser 75 años después, él confiaba en hacerse rico con el personaje y sacarle todo el partido posible", afirma el autor de la novela.

El "padre oficial" se aprovechó de la debilidad de carácter de su amigo, quien estuvo haciendo guiones del personaje hasta mediados de los 60.

"Él estaba ahí, la gente lo sabía. Toda la editorial lo sabía, incluso le pagaban un poco más que a otros guionistas para compensar el agravio. Pero aunque Kane era el principal culpable, Finger también fue responsable de la situación. En ningún momento se impuso, simplemente se dedicaba a escribir y lo demás le daba igual", indica el escritor.

A todo ello se sumaba su salud, cuyo corazón no funcionaba muy bien (sufrió dos infartos antes de morir de otro ataque con 60 años) y que no quería meterse en líos que pudieran hacerle perder el trabajo.

En la última etapa de su vida, alejado ya del personaje de Batman, se dedicó a hacer guiones para otras editoriales y para televisión. Al final murió pobre y en el anonimato más absoluto.

Su nieta Athena habló con DC en el año 2007 para intentar recuperar la memoria de su abuelo y, según le contó a Hernando, la editorial estaba dispuesta a incluirlo en los créditos, pero el contrato de 1939 estaba tan blindado que no podían hacer nada sin que la maquinaria de abogados de los actuales herederos de la "marca" se les echara encima.

En su autobiografía "Batman y yo", que Kane publicó quince años después del fallecimiento de Finger, el historietista mostraba algún remordimiento y decía que a veces hablaba con su mujer y pensaba que si pudiera volver atrás le gustaría haber situado al guionista en los créditos. "Fue lo máximo que dijo porque a la hora de la verdad no lo hizo", indica Hernando.

Más allá de esas escuetas palabras surgidas de un instante de nostalgia, Kane murió en 1989 sin haber reconocido documentalmente el papel que su amigo había jugado en la creación del hombre murciélago que le había hecho rico y que hoy en día sigue siendo una máquina de hacer dinero a través de los cómics, el cine y los miles de productos de mercadotecnia que ha generado en estos 75 años.

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