Vida y muerte en 30 años de canciones de Morrissey

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 8 oct.- Icono singular, más británico que el té, polemista incendiario, encarnación de la cultura independiente, gran letrista y persona extremadamente sensible, tendente a la depresión, narcisista y "humano-sexual". Todo eso es Morrissey y todo está en sus más de 30 años de canciones con The Smiths y en solitario.

Tras un larguísimo tiempo de ausencia de los escenarios españoles, el artista prosigue su gira europea y llega mañana a Madrid -y el viernes a Barcelona- para presentar en sendos conciertos su último álbum, "World peace is non of your bussiness" (2014), en el que vuelve los pasos sobre sus eternas inquietudes.

No ha sido su única ocupación en los últimos tiempos, pues prepara su primera novela y en 2013 publicó entre acusaciones de egolatría su primera autobiografía, en un prestigioso sello editorial reservado para los grandes clásicos de la literatura universal.

Considerada por algunos críticos como "la mejor biografía musical de la historia", probablemente también por él mismo, no es la primera vez que Morrissey desnuda su alma, porque es de hecho uno de los autores menos pacatos y pudorosos con su intimidad y pensamiento, alternando en los renglones de sus temas bilis, vehemencia e intimidad a partes iguales.

El repertorio más o menos fijo de la gira sigue dando pistas de quién es Morrissey para los advenedizos. Así, en "Irish blood, english heart" ratifica su ADN irlandés y su "corazón inglés". No suelen faltar "Trouble loves me" (Los problemas me adoran) ni "Certain people I know" (Alguna gente que conozco), en la que arremete contra la falta de autenticidad y de convicciones.

Esa forma de dirigir su vida y su carrera le han erigido, por un lado, como la personificación de la "cultura indie", como un creador vanguardista que ha contribuido a definir ese esquivo sonido que se basa, fundamentalmente, en rehuir los lugares comunes.

Ese carácter, por otra parte, le ha convertido también en un rara avis extremo, que no ha encontrado su hogar en la industria (ni los sellos independientes ni las grandes multinacionales han sabido satisfacer sus ideales) ni entre la mayor parte de sus congéneres (una de sus últimas canciones se llama "Earth is the loneliest planet", la tierra es el planeta más solitario).

Los escenarios inhóspitos, nocturnos y marginales, acordes con una personalidad tendente al desánimo, abundan en su producción musical y le llevan a declarar que "Life is a pigsty", esto es, que la vida es una pocilga, y eso que andar entre cochinos no es el peor marco que él pueda imaginar.

Vegetariano desde los 11 años y firme defensor de los derechos de los animales, en el repertorio de su décimo y más reciente álbum de estudio incluyó por ejemplo el tema "The bullfighter dies" (El torero muere), en el que arremete contra las corridas de toros.

Inevitable no pensar en una canción de sus inicios, "Meat is murder" (La carne es asesinato), que tituló en 1985 el segundo álbum de The Smiths y que además se está colando en el repertorio de la actual gira.

No es el único tema de su exbanda que se repite concierto tras concierto. Difícil que a alguien se le pase por alto la larga inquina del músico contra la monarquía británica, sobre todo con títulos tan explícitos como la célebre "The Queen is dead", de su tercer álbum, del mismo nombre y publicado en 1986.

No suele faltar tampoco "Hand in glove", el primer single que lanzó The Smiths, en el que algunos críticos aciertan a vislumbrar veladas referencias a un amor homosexual ("y si la gente mira, que mire, ni lo sé ni me importa").

Él, que reconoció en el pasado haber mantenido relaciones con hombres, jamás aceptó esta condición. "Desgraciadamente, no soy homosexual. Técnicamente, soy humanosexual, me atraen los seres humanos, pero, por supuesto, no muchos", publicó en una web hace justo un año.

"Icono en vida", como le han llamado, Morrissey ha tonteado a menudo con la idea de una muerte prematura, y sus últimas y reiteradas afecciones, además de obligarle a cancelar varias de sus giras, podrían acercarle más a ese funesto final.

Esta misma semana declaró en una entrevista a un diario español que había sido tratado ya en cuatro ocasiones de un cáncer. "Si me muero, pues me muero. Y si no, pues no", afirmaba en tono indolente.

Ahí quedan títulos como "One day goodbye will be farewell" (Un día el adiós será la despedida) o los dos cortes con los que suele culminar sus directos, "First of the gang to die" (El primero de la banda en morir) y "Asleep" (Dormido).

En este tema, también de The Smiths, canta: "No te sientas mal por mí. Quiero que sepas que, en lo más profundo de mi corazón, de veras me quiero marchar. Hay otro mundo, hay un mundo mejor, bueno, tiene que haberlo, tiene que haberlo, tiene que haberlo, tiene que haberlo, adiós".

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