EL ÁRTICO ORIENTAL SE ASIMILA CADA VEZ MÁS AL ATLÁNTICO POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

El océano Ártico oriental se está convirtiendo en algo más parecido al océano Atlántico después de que en la última década haya experimentado pérdidas récord de hielo marino en verano debido al calentamiento global, según un estudio elaborado por un equipo internacional de 16 investigadores de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Noruega Polonia y Rusia.
El estudio, publicado en la revista ‘Science’ y dirigido por Igor V. Polyakov, de la Universidad de Alaska Fairbanks (Estados Unidos), señala que la pérdida de hielo marino en el Ártico es un indicador principal del cambio climático y puede atribuirse en gran parte al forzamiento radiativo, es decir, la modificación del flujo de la radiación solar hacia la superficie de la Tierra por cambios en la atmósfera, lo que provoca un efecto de calentamiento del clima.
Los investigadores indican que el agua del Ártico suele experimentar un pequeño vuelco vertical, pero su cuenca eurasiática oriental se está volviendo cada vez más activa y muestra una mezcla vertical de agua más comúnmente observada en las partes sin hielo del Atlántico. De hecho, esa cuenca ha estado casi libre de hielo al final del verano desde 2011.
Polyakov analizó el espesor de hielo en esa región con datos satelitales recogidos entre 2013 y 2015, así como datos sobre las condiciones oceánicas de este periodo gracias a las boyas distribuidas por el Ártico.
Al comparar esos datos con trabajos previamente publicados, los investigadores encontraron que la parte oriental de la cuenca eurasiática del Ártico está evolucionando hacia una estratificación débil, es decir, con menos formación de capas y, por lo tanto, menos barreras para mezclar nutrientes.
Los autores creen que esas alteraciones tendrán impactos sustanciales en otros componentes geofísicos y biogeoquímicos del sistema ártico, como interacciones entre la atmósfera y el océano, y cambios en los patrones de almacenamiento y exportación de agua dulce, en los ecosistemas y, posiblemente, en la respuesta del océano a la acidificación.
Esa ‘atlantificación’ de la cuenca eurasiática del Ártico debido a la reducción de la cubierta de hielo marino supone un paso esencial hacia un nuevo estado climático del Ártico y una probabilidad sustancialmente mayor para la entrada de agua del Atlántico en esa región.

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