LA FRAGMENTACIÓN DE LOS BOSQUES TROPICALES SUBE EN UN TERCIO LAS EMISIONES DE CO2

La fragmentación de áreas forestales tropicales anteriormente contiguas debido en parte a la deforestación provoca un aumento de un tercio en las emisiones globales de gases de efecto invernadero, con lo que este aspecto ahora descuidado debe ser tenido en cuenta en futuros informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
Así lo asegura un estudio realizado por investigadores Centro Helmholtz para la Investigación Ambiental (Alemania) y la Universidad de Maryland (Estados Unidos), y publicado en la revista ‘Nature Communications’, en el que destacan que los bosques tropicales son ecosistemas importantes porque contienen la mitad del carbono almacenado en toda la vegetación terrestre del planeta.
Cuando los investigadores viajaban a través de ellos en América del Sur, Asia o África en siglos pasados, sólo avanzar era un desafío en sí mismo. Los ríos eran a menudo las únicas conexiones de transporte y los caminos estaban en cuestión en muchos lugares. También había enormes áreas sin presencia humana, con lo que no había asentamientos, tierras de cultivo, deforestaciones ni plantaciones a kilómetros a distancia.
Sin embargo, la imagen ha cambiado ahora porque la actividad humana ha abierto claros y senderos en los bosques tropicales contiguos. Un equipo dirigido por Andreas Huth y Rico Fischer, del Centro Helmholtz para la Investigación Ambiental ha analizado hasta qué punto está avanzada esa fragmentación y cuáles son las implicaciones para el ciclo de carbono y, por lo tanto, para el clima global.
“Hemos sabido mucho tiempo que sólo la pérdida completa de bosques tropicales puede exacerbar el cambio climático”, explica Huth. Ello se debe a que fragmentar un área forestal más grande en varias más pequeñas también afecta al balance de carbono.
Investigadores estadounidenses analizaron este efecto a finales de los años 90 en un experimento a gran escala en tierras forestales en las inmediaciones de la ciudad brasileña de Manaos y determinaron que la ubicación es un factor decisivo en la esperanza de vida de los árboles de esa área porque mientras que cerca de un 2% de todos los árboles en el interior de un bosque tropical sin huella humana mueren cada año, la cifra es alrededor del doble para los árboles situados en el borde de la masa forestal.
Ello se debe a que la vegetación de los bordes forestales está expuesta a un microclima desfavorable: radiación solar directa, velocidades de viento más altas y menos humedad, lo que provoca que esas zonas se sequen más fácilmente, incluso en los trópicos húmedos. Por lo general, este impacto negativo se extiende unos 100 metros en el bosque.
Esto significa que se liberan mayores cantidades de carbono en forma de dióxido de carbono (CO2) de gases de efecto invernadero en esas áreas que en el interior del bosque, en parte porque los microorganismos que descomponen los árboles muertos producen cantidades copiosas de CO2 y porque queda menos árboles que puedan eliminar los gases de efecto invernadero del aire captando el carbono en hojas, troncos y raíces como parte de su ciclo de crecimiento.
En un nuevo estudio, los investigadores se propusieron determinar cuánto carbono se libera en los bordes de los bosques tropicales de todo el mundo. “Combinamos los hallazgos de los experimentos de la tierra forestal con información de la teledetección y la modelización del bosque”, apunta Fischer.
Una visión general de estas áreas tan grandes sólo se puede obtener con la ayuda de imágenes de satélite. Los científicos ya las habían utilizado para preparar mapas con una alta resolución de 30 metros, suficiente para mostrar la cobertura forestal de todo el trópico, con lo que es posible contar exactamente cuántos fragmentos de bosque hay en cada región en estos mapas y medir su tamaño, pero llevaba mucho tiempo, con lo que Fischer y sus colegas desarrollaron durante 18 meses un software capaz de explorar fragmentos en los trópicos.
Con esta herramienta, concluyeron que un 19% de todos los árboles tropicales del mundo están ahora a no más de 100 metros del borde de los bosques. "Este nivel severo de fragmentación es claramente debido a la actividad humana", dice Fischer.
Cuando los investigadores combinaron sus mapas de cobertura forestal con otros que representan diferentes tipos de vegetación, detectaron que los seres humanos son responsables del 84% de la cantidad total de fragmentación de los bosques tropicales, aunque el panorama varía ligeramente de un continente a otro, ya que el uso agrícola predomina en América del Sur y el interés económico predomina en el sudeste de Asia y en África, lo que significa que la deforestación en estas últimas áreas es especialmente dañina.
Hasta la fecha, los bosques tropicales de la Tierra abarcan unos 50 millones de fragmentos y cada uno de los bordes asciende a casi 50 millones de kilómetros, es decir, aproximadamente un tercio de la distancia entre la Tierra y el Sol.
Utilizando datos de campo y modelos informáticos, fue posible calcular el volumen de emisiones de carbono a lo largo de estas fronteras forestales. De acuerdo con estos cálculos, la fragmentación de los bosques tropicales libera 0,34 gigatoneladas de carbono adicional cada año.
Para poder calcular con exactitud la cantidad global, se debe tener en cuenta que los claros de los bosques tropicales da lugar a emisiones de carbono de alrededor de una gigatonela (1.000 millones de toneladas) cada año. Por lo tanto, la fragmentación de los bosques restantes aumenta esta cantidad en aproximadamente un tercio.

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