El ejército israelí anunció que impedirá este fin de semana a los palestinos entrar en Israel, endureciendo las restricciones adoptadas tras el ataque armado a una terraza en Tel Aviv, que dejó cuatro muertos.
Una portavoz del ejército dijo a la AFP que los puntos de entrada en Israel desde Cisjordania y la Franja de Gaza estarán cerrados, salvo para los casos médicos y humanitarios.
La medida estará en vigor hasta el domingo a medianoche (21H00 GMT), precisó.
Otra portavoz del ministerio de Defensa precisó que unos 10.000 palestinos con permisos de entrada a Israel están exentos, y podrán ir a Jerusalén a rezar en la mezquita de Al Aqsa, con motivo del primer viernes de Ramadán. No obstante, deberán volver a casa después de las oraciones.
Según el jeque Azam Al Jatib, el administrador de la mezquita de Al Aqsa, unas 100.000 personas asistieron a las oraciones del viernes, muchas menos que las 200.000 del año pasado. La policía israelí se limitó a hablar de varias decenas de miles de personas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reunió el jueves a su gabinete de seguridad, que adoptó una serie de medidas punitivas contra los palestinos después del atentado contra una terraza en el centro de Tel Aviv la noche del miércoles, que dejó cuatro muertos.
Entre esas medidas, el gobierno anunció la revocación de los permisos de entrada durante el Ramadán para más de 80.000 palestinos que tienen a parientes en Israel.
Igualmente anuló los permisos de trabajo de 204 allegados de los atacantes. El ejército bloqueó además su localidad natal de Cisjordania, Yatta, cerca de Hebrón (sur), donde los soldados israelíes patrullaban y paraban a los vehículos según entraban y salían.
El gobierno de Netanyahu anunció el envío a Cisjordania de dos batallones adicionales, es decir cientos de soldados.
Los dos atacantes, dos muchachos de unos veinte años identificados como Jaled Mohamad Majamrah y Mohamad Ahmad Majamrah, fueron detenidos, uno de ellos herido gravemente de bala.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Hussein, condenó el viernes en un comunicado el ataque palestino pero dijo que las medidas del gobierno israelí podrían ser consideradas como un "castigo colectivo".
"Las medidas tomadas de manera general contra las población no castigan a los autores del crimen sino a decenas, quizás cientos o miles de palestinos inocentes", advirtió.
El nuevo ministro israelí de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman, ordenó como medida disuasoria que no se devuelvan a las familias los cuerpos de los palestinos fallecidos al cometer un atentado.
Israel suele cerrar los pasos con Gaza y Cisjordania durante las festividades judías, cuando cientos de miles de israelíes se reúnen en familia.
El cierre anunciado este viernes coincide con un fuerte despliegue de fuerzas israelíes de seguridad en Jerusalén, preparado para acoger a miles de musulmanes con motivo del primer viernes del mes del Ramadán.
"Miles de agentes estarán dentro y en los alrededores de la Ciudad Vieja de Jerusalén", señaló la policía.
Desde el estallido del actual ciclo de violencia el pasado octubre han muerto 207 palestinos, 32 israelíes, dos estadounidenses, un eritreo y un sudanés.
La mayoría de estos palestinos murieron al cometer o disponerse a cometer ataques, con un cuchillo, un arma de fuego o lanzando su vehículo contra viandantes, según las autoridades israelíes.
Otros murieron en enfrentamientos con las fuerzas israelíes o en ataques de la aviación israelí en la Franja de Gaza.
La violencia ha declinado en las últimas semanas, aunque los ataques han continuado.
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