UNICEF trabaja con el Gobierno ecuatoriano para apresurar el regreso a las clases, especialmente en las áreas más afectadas de Muisne, Pedernales, Jama, Portoviejo, Manta y Chone.
"La educación es vital para los niños que sufren el trauma del caos y la destrucción. Les ayuda a tener una rutina diaria y les da sentido a sus vidas, colocándolos en el camino de la recuperación psicológica", ha explicado Grant Leaity, representante de UNICEF para Ecuador.
El organismo instalará 50 espacios temporales para las clases de 20.000 niños y distribuirá 700 kits con materiales escolares que beneficiarán a 60.000 menores.
El gobierno y las agencias humanitarias continúan evaluando la magnitud de las pérdidas, pero los cálculos iniciales indican que casi 2.000 edificios fueron dañados o destruidos y que unas 30.000 personas permanecen en los albergues improvisados.
Además, el miedo a las réplicas hace que la gente duerma a la intemperie, expuesta a las lluvias torrenciales comunes en esta temporada.
UNICEF y sus socios necesitan 23 millones de dólares para responder durante tres meses a las carencias inmediatas de los niños: agua, educación, protección, servicios de salud y saneamiento, así como alimentos nutritivos.
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