Los africanos de la India se niegan a claudicar ante las vejaciones

Arnold Mutombo Muamba, un estudiante congoleño en Nueva Delhi, se niega a tirar la toalla frente a las agresiones racistas como la que ha sufrido uno de sus amigos, vapuleado por guardias de seguridad.

Un guarda del edificio en el que vive "lo llamó 'kalu', que significa monstruo. El amigo se enfadó. Dijo '¿por qué me llaman kalu? ¿por qué?'. Se lo llevaron al sótano", relata.

"Le dieron una paliza. Sufrió dos fracturas (...) Estuvo un año sin estudiar", añade el estudiante de informática de 29 años, presidente de una asociación de congoleños.

Muchos de los africanos residentes en la capital india afirman haber sufrido vejaciones, como insultos, discriminaciones en el acceso a la vivienda y burlas.

A finales de mayo un congoleño murió asesinado. La muerte a pedradas de Masunda Kitada Oliver tras una disputa con un conductor de rickshaw ha obligado a reaccionar a los embajadores africanos en India, que denuncian "un clima persistente de miedo y de inseguridad en Nueva Delhi".

Alrededor de 30.000 africanos viven en la ciudad. El estudiante congoleño se niega a vivir furtivamente. "Hay que ser consciente de los derechos y deberes de cada quien", afirma Arnold Mutombo Muamba.

Los congoleños, nigerianos y cameruneses con los que ha hablado la AFP se quejan de la situación, pero recalcan la mente abierta de buena parte de la población.

Loïc Ipanga, un congoleño de 24 años, está orgulloso de su amistad con algunos indios "dispuestos a levantarse por la noche para ayudar".

Él está convencido de que el racismo se debe, con frecuencia, a la ignorancia.

"Es muy sorprendente, cada vez que un indio te ve, te pregunta si eres nigeriano; no es un problema en sí pero, por el color de mi piel ¿tengo que ser nigeriano obligatoriamente? A veces es molesto", explica.

Durante mucho tiempo hubo una comunidad de nigerianos en el barrio de Khirki Extension.

Pero una noche de 2014, el diputado del parlamento de Nueva Delhi Somnath Bharti y un grupo de simpatizantes de su partido anticorrupción desembarcaron en la zona acompañados de cámaras de televisión para denunciar una supuesta red de prostitución y de narcotráfico en manos de nigerianos y ugandeses.

El diputado intentó forzar el registro de apartamentos, pero la policía se negó y, según la prensa, impuso una prueba de orina a cuatro africanos en busca de rastros de droga.

Desde entonces la mayoría de los africanos han huido del barrio.

"La manera en la que comen, beben, viven... Todo es diferente. La gente cuenta que comen perros callejeros, las familias temen que despedacen a sus hijos y se los coman", afirma Inderjeet Singh, un agente inmobiliario indio de 53 años instalado desde hace 15 años en Khirki Extension.

Frente a esta ignorancia, la ministra de Relaciones Exteriores, Sushma Swaraj, ha prometido "una campaña de sensibilización".

RP Upadhyay, responsable de la policía de Nueva Delhi, recomienda a los africanos que llamen "ante cualquier incidente, por pequeño que sea" y afirma que si hace falta se tomarán "medidas muy estrictas". Hay mucho en juego, ya que India rivaliza con China por la influencia en el continente africano.

Entre tanto, Ipanga, el estudiante, capea el temporal. "Hay que reaccionar como adultos, con madurez y sabiduría, no se puede llegar a las manos con el primero que...".

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