(ampliación) los buscadores de cervantes, "convencidos" de haberlo hallado aunque no hay "certeza" ni restos individualizados


Los investigadores que buscaban los restos de Miguel de Cervantes están "convencidos" de que se encuentran en una tumba con 17 individuos hallada en el subsuelo de la cripta de las Trinitarias Descalzas de Madrid y datable en la época de Felipe IV, si bien admiten que no pueden ofrecer una "certeza absoluta" y que no se puede asignar ningún hueso en concreto al escritor.
En una rueda de prensa en el salón de actos del Ayuntamiento de la capital, los responsables del 'Proyecto Cervantes' (el antropólogo forense Francisco Etxeberría, la osteoarqueóloga Almudena García Rubio y el historiador y archivero del Ayuntamiento Francisco Javier Marín Perellón) explicaron por qué creen haber culminado con éxito la búsqueda de los restos del autor más universal de las letras españolas.
En concreto, Etxeberría concluyó que "es posible considerar" que entre los fragmentos hallados en una tumba del subsuelo (conjunto bautizado como "reducción 32") y que García Rubio explicó que puede datarse en el siglo XVII "se encuentren algunos pertenecientes a Cervantes".
Según argumentó el forense, hay "muchas coincidencias y ninguna discrepancia" entre el hallazgo y las fuentes documentales que certifican que el escritor fue enterrado en dicho convento en 1616 y que todos los cadáveres del lugar se trasladaron a la nueva iglesia entre 1698 y 1730.
Tras detallar Perelló las circunstancias de la fundación y traslado del convento, García Rubio expuso el proceso de excavación de los nichos y el suelo de la cripta y sus sucesivos hallazgos, y puso el foco de atención en un estrato situado a 135 centímetros de profundidad en una esquina del suelo de la cripta, junto al cual había restos de vestimentas litúrgicas del siglo XVII pertenecientes a capellanes inhumados al mismo nivel arqueológico y unos maravedíes del reinado de Felipe IV.
En ese conjunto se han hallado restos de 17 cuerpos: de ellos, cuatro son con toda seguridad varones adultos y otros dos probablemente lo sean también. Dos más son indeterminables por el mal estado de conservación. Algunos restos exhiben pérdidas de dientes y deterioro óseo consecuencia de la edad, lo que sería coherente con los 70 años que tenía Cervantes cuando murió.
A preguntas de los periodistas, Etxeberría reconoció que no se puede llegar a una "certeza absoluta" o a una "verdad científica" verificable, porque lo que se ha hallado son "esquirlas", con las que no se puede comprobar el impedimento en la mano ni el resto de arcabuzazos que debía de tener el escritor. Tampoco hay posibilidad por el momento de hacer una prueba de ADN. No existen descendientes por línea materna de Cervantes, aunque sí tuvo una hermana a quien se enterró en Alcalá de Henares.
"Por eso queremos ser prudentes y al mismo tiempo estamos muy ilusionados", reconoció Etxeberría. "Nosotros estamos convencidos de que tenemos en estos fragmentos algo de Cervantes, pero no puedo ofrecer una certeza absoluta". A una pregunta, señaló que han llegado a "algo más que una hipótesis" y subrayó que si hubieran encontrado una sola discrepancia entre las fuentes documentales y los hallazgos la estarían exponiendo.
García Rubio añadió que "no habrá individualización de restos de Cervantes, pero que cree que "el grupo está localizado" y se da una compatibilidad entre restos arqueológicos y fuentes documentales.
DEMASIADO TARDE, DEMASIADO PRONTO
Un periodista reprochó a los investigadores su supuesto "pacto de silencio" con el Ayuntamiento por haber pospuesto hasta hoy la rueda de prensa, cuando los primeros rumores del hallazgo se produjeron el viernes, mientras que otra les preguntó por qué la habían ofrecido hoy cuando no podían confirmar nada.
Visiblemente molesto, Etxeberría contestó: "La rueda de prensa la damos porque la han demandado ustedes". Después, García Rubio precisó que lo que se divulgó el viernes había salido de personas ajenas a la investigación y explicó que comparecían hoy y no la semana que viene porque ya no habrá más datos si no se inicia una tercera fase con análisis de ADN.
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, dijo que hoy ha sido "un día importante" para la cultura española y prometió que, si tiene lugar esa tercera fase, habrá financiación municipal que considera plenamente justificada dada la importancia de la investigación sobre una "parte fundamental" de nuestra cultura.
Además, aclaró que tendrá que hablar con el Arzobispado y con las monjas del convento para decidir si se abre al público con el objeto de que los madrileños puedan visitar a Cervantes, en tanto que se remitió al Gobierno central cuando alguien le sugirió la conveniencia de organizar un funeral de Estado por el escritor.
El delegado del Área de Las Artes, Turismo y Deporte, Pedro Corral, detalló que esta segunda fase del proyecto ha costado 102.000 euros (la primera, el escaneo del convento en busca de lugares con restos humanos, costó 12.000), describió el papel del Consistorio en este caso como el de Sancho Panza, en tanto que escudero de los expertos, y aseguró que no le importa haber "recibido palos".
Marín Perellón, en su intervención inicial, ya había aclarado que el viernes todavía estaba cotejando los miles de folios del registro del convento, para despejar "insinuaciones" sobre supuestos motivos ocultos por los que el Ayuntamiento hubiera querido posponer la rueda de prensa.
EL PROYECTO CERVANTES
Impulsado por el historiador Fernando de Prado desde hace cinco años, sólo en 2014 pudo lograr las colaboraciones antropológicas y arqueológicas y el apoyo institucional para llevarlo a cabo. La primera fase comenzó en abril con el escaneo de la iglesia del convento de las Trinitarias, donde las fuentes documentales certifican que Cervantes fue enterrado a su muerte en abril de 1616, con termografía infrarroja y georradar, que sirvió para localizar los cinco sitios donde hay enterramientos.
La segunda, la de excavación de los nichos de la pared norte y las tumbas del suelo de la cripta, y el análisis de los restos extraídos en un laboratorio 'in situ', comenzaron el pasado 24 de enero.
Al día siguiente, la aparición dentro de uno de los nichos de una tablilla con las iniciales M.C. disparó las expectativas de que pudieran referirse al autor de 'El Quijote'. Sin embargo, Etxeberría explicó horas más tarde que los cuerpos que se habían descubierto en mejor estado en ese nicho no tenían los 69 o 70 años que se sabe que tenía Cervantes cuando falleció.
Desde entonces, se prosiguió la investigación con los que se habían hallado en peores condiciones, para ver si éstos se correspondían con la edad y las peculiares características anatómicas de Cervantes: que tenía seis dientes o menos, que la mano derecha la tenía esclerosada y que había recibido disparos de arcabuz en el pecho cuando combatió en la Batalla de Lepanto.

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