Arboleda, un "infiltrado" entre los grandes de la literatura infantil

  • Catalina Guerrero.

Catalina Guerrero.

Madrid, 20 oct.- Como un "infiltrado" en la "impresionante" nómina de los premios nacionales de literatura infantil y juvenil se siente Diego Arboleda, el último en ganarlo por "Prohibido leer a Lewis Carroll", una distinción que ve -dice a Efe- como "una puerta abierta" para autores que, como él, están empezando.

A la sexta obra y con 38 años, Diego Arboleda ha dado el campanazo: hacerse con el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil.

Gracias a "Prohibido leer a Lewis Carroll", ilustrada por su dibujante de "cabecera", Raúl Sagospe, Arboleda figura en una lista que integran 37 escritores en un premio que se instituyó en 1978, entre ellos Laura Gallego, Maite Carranza, Jordi Sierra i Fabra, Fernando Marías, Elvira Lindo, José María Merino o Ana María Matute.

Él es el flamante ganador de la edición de 2014, de un premio dotado con 20.000 euros y que le ha llegado por "sorpresa". Cuando se lo anunciaron, hace menos de una semana, no se lo podía "creer", rememora, y fue tal la impresión que le causó que el primer día su mujer le "disparaba cada cierto tiempo con una escopeta de tranquilizantes para dormir animales" salvajes, dice en broma.

Le resulta difícil sacudirse la sensación de sentirse "un poco como un infiltrado" y de que el premio en realidad no le pertenece, de que solo lo tiene "para uso y disfrute".

Lo bueno, concede, es que puede situar "ahí arriba" a autores que están empezando y que, como él, pueden alcanzar la cumbre con "una gran parte de suerte, talento y trabajo".

La otra parte buena del galardón es el "empujón" que le da de nuevo al libro en el que pone el foco, pues una obra publicada en 2013 vuelve con fuerza en las librerías y en ella se fijan los profesores.

"Prohibido leer a Lewis Carroll" nació con "buena estrella": fue galardonada en 2012 con el Premio Lazarillo y va a ser traducida en países tan dispares como Corea del Sur, Brasil y Alemania.

Arboleda piensa que el pasaporte hacia la internacionalización de su novela es el "sentido del humor" y el que esté basada en una "anécdota" histórica: el homenaje que recibió en la Universidad de Columbia de Nueva York en 1932 Alice Liddell, que inspiró a Carroll la protagonista de "Alicia en el país de las maravillas".

Pero el "tono" para armar su historia se lo dio una pequeña noticia que encontró en el periódico The Straits Times, en su sección Notes from Shanghai del 21 de abril de 1931, que recogía la prohibición dictada por el gobernador de la provincia de Hunan, el general Ho Chien, de leer el famoso libro de Carroll.

"La razón era que los animales hablaban y lo decía un gobernador de una provincia de China, un país con una cultura rica en historias y animales fantásticos. Me pareció que automáticamente se convertía en uno de los personajes ridículamente serios de 'Alicia en el país de las maravillas'", continúa Arboleda.

El tercer pilar de su premiado libro fue dar el protagonismo a una niña lectora de Carroll, residente en Nueva York, a la que su familia le prohibiese leer a Carroll, aunque que sus padres también recordasen a los personajes del clásico del famoso escritor inglés.

Y es que los cuentos clásicos están muy presentes en la vida cotidiana de Arboleda, los lee y relee una y otra vez.

Es fiel a Andersen y a los hermanos Grimm, a quienes se refiere como "recopiladores" de cuentos, pero también a otros menos conocidos, como Roald Dahl, de quien se siente "en deuda".

El autor de "Las brujas" o "Los cretinos" es su "faro" en la escritura, se identifica con su "espíritu transgresor", que duda que superase ahora la "criba" editorial si se presentase como novedad.

Trufado de referencias a los cuentos clásicos está también su anterior obra, "Papeles arrugados", que protagonizan dos hermanos madrileños que son trasladados al balneario de su abuelo en la montaña en 1937 por la Guerra Civil, cuyos ecos están en la novela.

Esa fue la primera de sus obras en la que se coló el elemento histórico colateral, las anteriores habían sido del genero fantástico ("Mil millones de tuberías", tomos I y II), todas editadas por Anaya e ilustradas por Raúl Sagospe.

Su obra se completa con la infantil "Tic Tac" y la única que tiene para adultos, "Cuentos de la mala nieve", ambas ilustradas por Eugenia Abalos y premiadas y editadas por la Diputación de Badajoz.

Este lector y escritor precoz, que se define como "tímido" y "retraído", redondea sus ingresos con su labor de asesor editorial, de "husmeador" de tendencias de literatura infantil y juvenil.

De su biografía resume que le "nacieron" en 1976 en Estocolmo, donde trabajaban sus padres, lo que queda "exótico", aunque no tiene "nada de nórdico" porque regresó a Madrid con apenas un año. Y aclara que, aunque en todas partes, cuando ganó el premio, se dijo que era filósofo, en realidad es filólogo, pero ese día tan feliz estaba "dispuesto a asumir lo que fuera, hasta ser astrónomo". EFE cat/ram

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