Argentina, bajo la "conspiración" de los tampones

  • Tras las llamadas "corridas bancarias" y las "conspiraciones" contra su política económica, comercial y monetaria, el Ejecutivo de Cristina Fernández denuncia ahora una "operación mediática" que ha dejado sin tampones a las mujeres argentinas.

Mar Marín

Buenos Aires, 13 ene.- Tras las llamadas "corridas bancarias" y las "conspiraciones" contra su política económica, comercial y monetaria, el Ejecutivo de Cristina Fernández denuncia ahora una "operación mediática" que ha dejado sin tampones a las mujeres argentinas.

"Es un tema llamativo. Lo que pasó es que, por un lado, me parece una operación de prensa que intenta deslegitimar el sistema de administración del comercio exterior que gestiona el Gobierno", sostiene el secretario de Comercio del Gobierno argentino, Augusto Costa.

En un contexto de trabas a las importaciones que ha provocado un aluvión de quejas entre los empresarios y ha derivado en la escasez de productos a veces básicos, como ha ocurrido con neumáticos, productos de electrónica e incluso medicamentos, el Gobierno insiste en atribuir el problema a fallos de "logística".

Según el Ministerio de Economía, en esta ocasión, las compañías que proveen el producto, importado, no calcularon correctamente los plazos para la gestión de los documentos necesarios para los trámites de importación.

Desde las empresas, sin embargo, aseguran que el Banco Central no liberó las divisas necesarias para realizar las transacciones.

En la polémica, que ha animado el debate político en pleno verano austral, ha intervenido incluso el jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich, quien llegó a atribuir la escasez de tampones "a una estrategia de carácter comercial de quienes efectivamente los importan".

El caso es más llamativo, si cabe, en un país presidido por una mujer y con un Congreso compuesto en un 40 por ciento por mujeres.

El economista Miguel Braun, asesor de Mauricio Macri, el conservador alcalde de Buenos Aires, intervino directamente en la polémica: "Si el ministro de economía fuera mujer, no faltarían tampones. Si supiera economía, tampoco", dijo.

El tema derivó en todo tipo de bromas en las redes sociales, donde muchas argentinas aprovecharon para pedir a sus amigas de vacaciones en el extranjero que volvieran cargadas de tampones.

"Estoy en USA. Mis amigas me piden que les lleve tampones. Supérame esa Papá Noel", escribía en su cuenta de Twitter una turista argentina.

El trasfondo, denunció Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI, radica en que el banco central de Argentina debe a los importadores más de 5.000 millones de dólares, lo que provoca demoras y trabas en las entregas de productos.

Y, mientras se resuelve el problema, no falta quien aporte soluciones imaginativas, como una empresa argentina que ha llegado a ofrecer una "copa menstrual" en sustitución de los tampones.

La "copa", un invento de 1937, ha evolucionado y ahora se fabrica en silicona, puede utilizarse durante doce horas y tiene hasta cinco años de vida útil.

En Argentina, la "copa menstrual" tiene unas seis mil usuarias, aunque puede terminar convertida en el producto estrella del verano si el Gobierno de Cristina Fernández no flexibiliza las trabas a las importaciones y el Banco Central no agiliza la liberación de divisas para las adquisiciones en el exterior.

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