Ausencia inmediata de reacción en China sobre la renuncia del Papa

  • La dimisión del Papa Benedicto XVI apenas ha tenido incidencia en China, país que no reconoce al líder espiritual y que tiene su propia Iglesia Patriótica Católica desde la Revolución Comunista de 1949.

Pekín, 12 feb.- La dimisión del Papa Benedicto XVI apenas ha tenido incidencia en China, país que no reconoce al líder espiritual y que tiene su propia Iglesia Patriótica Católica desde la Revolución Comunista de 1949.

Los principales periódicos chinos omitieron la decisión de Benedicto XVI, algo que hace más visible el conflicto de China con El Vaticano.

Ni el China Daily, ni el Global Times ni el People Daily -todos diarios oficialistas- tienen hoy en sus páginas web información acerca de la renuncia del Papa, que sí aparece en la portada del rotativo hongkonés "South China Morning Post" (más independiente que los de la China continental), aunque con una noticia de una agencia internacional.

No obstante, la agencia oficial Xinhua sí informó ayer de la decisión de Benedicto XVI, de 85 años.

El Gobierno chino tampoco se ha pronunciado por el momento, si bien el silencio puede ser explicado por las actuales vacaciones de Año Nuevo, durante las que se cancela la rueda de prensa diaria del Ministerio de Asuntos Exteriores, que daría respuesta al respecto.

Durante estos días, las familias chinas, incluidas las católicas, están centradas en la celebración del año lunar, y las ciudades se quedan semidesérticas debido a los desplazamientos a los lugares de origen en lo que supone la mayor migración mundial anual.

La noticia sí aparece en Chinacath.org, una página web para católicos que no está censurada en el país asiático, y en ella se puede leer el discurso entero del Papa al anunciar su renuncia.

Los enfrentamientos de China con la Iglesia católica son muy frecuentes.

El último se produjo el pasado julio, cuando el recién nombrado obispo auxiliar de la diócesis católica de Shanghái, Thaddeus Ma Daqin, fue apartado de sus labores ministeriales después de hacer pública en una homilía su intención de abandonar la Iglesia Patriótica Católica china.

Según el Vaticano, en China hay entre 8 y 12 millones de católicos, divididos entre los pertenecientes a la Iglesia Patriótica, controlada por el Gobierno comunista, y la clandestina, fiel al Vaticano y en ocasiones perseguida por el régimen.

Uno de los puntos que enfrenta al Vaticano con Pekín es el nombramiento de obispos, pues la Santa Sede reclama que sólo pueden ser designados por el Papa, mientras que la Iglesia Patriótica los ordena sin el visto bueno papal.

El Vaticano y China no mantienen relaciones diplomáticas desde 1951 y, para reanudarlas, Pekín exige que la Santa Sede rompa previamente con Taiwán y no "interfiera" en los asuntos internos del país asiático.

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