Belenes de todo el mundo y para todos los gustos

  • Belén, nacimiento, pesebre… en cada país se despliega de manera diferente, pero el concepto es el mismo para todos. Los hay profesionales pero también aficionados a esta tradición que se remonta a 1223 y que cada año llena rincones de muchas ciudades.
Belén, Israel.
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Un año más, la Asociación de Belenistas de Jerez de la Frontera (Cádiz) ha realizado un belén de grandes dimensiones. El tríptico representa diferentes pasajes bíblicos, explica Manuel Alcocer, presidente de la asociación. "Este año no he tenido tiempo de realizar el mío personal", explica Alcocer, que lleva más de 20 años haciendo belenes.

El presidente de esta asociación jerezana ha ganado la competición en la liga de los especialistas "un montón de años, pero lo importante es participar", dice con modestia Alcocer. San Francisco de Asís es, además de su patrón, el primer belenista que comenzó la tradición en Italia. Desde allí, a todo el mundo.

El belén clásico es el napolitano, y sigue vivo en Italia. Una asociación de Amigos del Pesebre de la región de Barlotta, al sur de Italia plantea cada año una competición de belenes en la Provincia Barletta-Andria-Trani.

Hace tiempo que desde la tienda de Artesanías Rayma en Lima (Perú) realizan las figuras en función de la cultura y estilos propios. Las vestimentas andinas y los rasgos fisiológicos de la región forman parte de las figuras. En el proceso participan muchas personas, que dan un toque personal a cada pieza.

En Argentina tienen dos corrientes, una tradicional "que se parece mucho a los europeos", y otra propia, en la que cada región aporta su personalidad más o menos criolla, analiza María Teresa Spinetto, experta en belenismo argentino y miembro de la Hermandad del Santo Pesebre.

Por lo general, los belenes latinoamericanos regionales se centran más en el propio nacimiento. Mientras, en sociedades con menos tradición cristiana, como en China, es poco común este tipo de representaciones. Algo que no evita que en Shanghái se represente algún que otro belén viviente en forma de representación teatral.

El orden de los factores

En muchos países de Latinoamérica, la figura del Niño se coloca después de la llegada de la Navidad, fecha de su nacimiento. Pero en otros países no existe esta costumbre, y el Niño forma parte del belén desde que se monta el paisaje.

El belenista jerezano Manuel Alcocer, deja claro que la tradición establece que el pesebre "debe desmontarse en la Candelaria, el día dos de febrero". Ese día se recuerda el pasaje de la Biblia en el que se presenta al Niño en el Templo de Jerusalén. Esta tradición no es la misma en Perú, donde se quita casi un mes antes y se aprovecha para realizar un festejo conocido como Bajada de Reyes, el seis de enero.

Materiales para todos los gustos

Barro, corcho, escayola, pintura, corcho blanco, vegetación natural, papel de aluminio, cerámica, agua, madera… Los belenistas de todo el mundo usan materiales de muchos tipos, aunque en este caso sí que hay preferencias.

A cada arcilla un color. Spinetto asegura que en el caso de Argentina, la tonalidad de las figuras "dependen del color de la tierra del lugar". Para ella, la de la región de Jujuy, al norte de Argentina, es una de las más bonitas.

En el caso español, la escayola es lo más común a la hora de diseñar las figuras. "Aunque es muy importante en nuestros belenes dar profundidad a la imagen", detalla Alcocer. A través de figuras más pequeñas en el fondo o ilustraciones, los belenistas profesionales consiguen dar mucha profundidad a sus montajes.

En el caso peruano, César explica que "los ceramistas de Quinua y Ayacucho son especialistas". Y es que en Quinua nacieron hace 35 años las conocidas iglesias iluminadas, que decoran los belenes de muchas casas peruanas.

Familia y tradición

Tanto Alcocer como Spinetto aseguran que su afición viene de la infancia. El belenista asegura que "en mi familia teníamos la costumbre, y desde ahí empecé". Como profesional, Alcocer ya cuenta con más de veinte años de experiencia. Mientras, Spinetto explica que le gusta coleccionar belenes, "no tengo muchas habilidades artísticas".

"No te lo puedo llegar a explicar", termina Alcocer al preguntarle qué le mueve a hacer cada año un belén. Fe, cultura, tradición o arte, son algunas de las palabras que el belenista utiliza para describir su afición.

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